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Tapia lleva a París a sus “surferos de la noche”

El diseñador Arturo Obegero, afincado en la capital francesa, reinterpreta algunos trajes que le recuerdan a su “patria” asturiana

La reinterpretación del traje de surf | Thibault-Théodore

Una prenda para un “surfero de la noche”. Es la creación del diseñador tapiego Arturo Obegero como homenaje a Tapia y a la historia surfista de la localidad, en la que su familia está muy presente. “Crecí rodeado de neoprenos y se me ocurrió crear una prenda a medio camino entre el traje de surf y el esmoquin”, señala desde su estudio de París.

Este “surfero de la noche” es uno de los doce “looks” que integran la colección “Nordeste”, en la que vuelve a estar muy presente su patria tapiega. “Intento siempre barrer para casa. En esta colección quise juntar el mundo de la danza, el teatro y la ‘performance’ con Tapia y mi familia. Hacer un homenaje a ambos. Me imaginé lo que pasaría si soplara un nordeste tan fuerte que llevara a dos bailarines de París hasta Tapia”, explica el creador.

La reinterpretación del pantalón de gaitero. | Thibault-Théodore

Su innovador traje de surf es un mono sin mangas confeccionado en neopreno, pero con un corte clásico, en satén. “Es una prenda especial. A nivel de silueta es muy puro, pero también diferente”, explica sobre esta prenda unisex, como la mayor parte de sus propuestas.

Además de reinterpretar el traje de surf, hace lo propio con la ropa de los gaiteros, creando un pantalón que fusiona las diferentes prendas que los músicos tradicionales ponen en la parte inferior del cuerpo. “Lo que hice fue unificar su ropa en una única pieza, que además tiene referencias a Balenciaga, que siempre usaba siluetas globo, abullonadas”, añade Obegero, en alusión a uno de sus referentes en el mundo de la moda.

Hortensias y azabache

Asturias está presente también en una colaboración con la firma Unión Azabachera de Villaviciosa, que ha permitido a Obegero crear unas joyas que emulan las hortensias de su abuela Palmira y que son un recuerdo imborrable de su infancia. “Es la flor más asturiana que hay”, señala. Han hecho unas hortensias de plata, con un corazón de azabache, que lucen como escudo. La idea es vender a través de la web del creador piezas más comerciales como pendientes, anillos o collares, aunque si alguien desea una pieza como la de la colección también están dispuestos a ofrecerla bajo demanda.

Las flores de su abuela también se encuentran en un velo bordado a mano que es la guinda de la colección. Tampoco falta una nueva versión de la camisa blanca con la que recuerda a su abuelo Pedro. Mención destacada también merece un “look” que emula una rosa negra y que está compuesto por setecientos pétalos de satén y seiscientos noventa de tul trasparente. “Están cosidos de uno en uno. Llevó seis semanas de trabajo”, apunta el autor sobre esta creación de alta costura. Y es que detrás de cada prenda está el trabajo artesano de Obegero, que se encarga del diseño y el patronaje.

“Estoy contento porque la respuesta está siendo muy buena y nos están pidiendo las prendas para revistas o vídeos. El ‘feedback’ de los clientes es bueno”, señala Obegero, que hace un balance positivo de los primeros meses de su marca. Cabe recordar que la primera colección con su propia firma se presentó en París en marzo, poco antes de que estallara la pandemia. “Son momentos complicados, pero estoy contento. De momento, con lo que estoy vendiendo puedo sobrevivir y, poco a poco, la gente empieza a descubrirme y a valorar mi trabajo”, señala el tapiego.

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