Fernando López-Cancio presenta hoy martes su segundo libro en el concejo de sus veranos de niño, Tapia de Casariego, y lo hace emocionado. La historia tiene especial interés en el municipio tapiego por estar ambientado en algunos de sus conocidos rincones. De hecho, su presentación es parte del programa de las fiestas patronales del Carmen.
Es "El Sabicheiro", como así se titula la obra, un cuento "para menores y adultos" que trata no solo de mostrar la belleza tapiega, también de poner el foco en la necesidad de compartir momentos y vivencias. "Es importante volver a compartir tiempo con nuestros hijos y nietos y ver la infancia como lo que es: un tiempo para explorar, un tiempo de curiosidad", señala.
Las ilustraciones son de Daniel García Peláez y serán fácilmente reconocibles para aquellos que residan o tengan vínculo con Tapia. En este relato protagonizado por una niña y para todas las generaciones, se pueden encontrar el arbolón, el típico bar del pueblo, el quiosco tan querido y ya desaparecido... Y todo se ve a través de los ojos de esa niña que para superar problemas tiene que pensar en soluciones, en esas "tan sabias" que casi siempre tienen los menores.
Cuenta Fernando López-Cancio que se sentía casi en deuda literaria con Tapia. Su primer libro "El hechizo y la mina" discurre en un paraje completamente diferente. "Y de la mina, me vine al mar", confiesa risueño. Y también a Tapia de Casariego, el lugar de su familia paterna y donde Fernando pasó tantos veranos. Estancias estivales que, dice, marcaron para siempre su vida. Por eso vuelve y lo hace con una de las sus mejores apuestas. Escribiendo y pensando un libro que tiene también mucho que ver con su profesión.
Como psicólogo y educador social Fernando López-Cancio dedica mucho tiempo a menores. "Es necesario volver a compartir cosas buenas, generar un espacio de confianza con los niños", dice. Y se explica: "Todos tenemos que poner límites a un comportamiento, pero también debemos de ser capaces de crear ese clima de confianza para que los hijos vuelvan a nosotros cuando nos necesiten y nos cuenten las cosas; siempre hay sitio para lo bueno", apunta.
El autor indica, como ejemplo, que es habitual juzgar las opiniones de los hijos o alumnos. En el libro la niña protagonista puede contar sus soluciones a los problemas que se plantean y todas se escuchan. "Se trata de escuchar, sin más. Puede que sus opiniones o problemas nos parezcan banales pero no vale decir: ‘Eso no es nada’, ‘eso es absurdo’, porque para los niños, en ese momento, ese problema es importante", advierte. Y si en el momento que es necesario hay un padre o una madre, un tutor a un abuelo que escucha activamente sin entrar en juicios, "los menores probablemente sentirán ese clima de confianza para poder contar sus problemas, sus preocupaciones, su malestar en el futuro", apunta.
Mensaje y creación
El libro trata en cierta medida de ser una herramienta. Fernando López-Cancio se ha preocupado y ocupado para que aquellos adultos que lo disfruten tengan una guía con la que afrontar la lectura. Es cierto que hay que disfrutar de la historia. Sin embargo, no sobran las pautas que son explicaciones para el adulto con el ánimo de que vaya más allá de la lectura en sí. El autor confiesa que sin esta guía no empieza a escribir. Quizás por un defecto o virtud de profesión siempre hace lo mismo: "Tengo claro qué quiero transmitir y después escribo".
El libro se puede encontrar en plataformas de venta online y estará disponibles en librerías locales. Fernando López-Cancio sólo espera que con esta apuesta literaria, que tiene traducción al eonaviego gracias a Ricardo Saavedra, muchas familias encuentren tiempo para estar juntos y puedan crear ese espacio de confianza. La presentación será hoy, martes, a las 20.30 horas en el auditorio tapiego.
