El 2 de marzo de 1907 se aprueba la Constitución de la Asociación Musical Ovetense, preludio inicial de la Sociedad Filarmónica, cuyo fin altruista consistía en la difusión de la música pura, mediante la organización de una temporada de conciertos. La sociedad contaba con 30 socios. Cada uno de ellos aportó cien pesetas para crear el fondo financiero base que permitiera iniciar las gestiones para organizar una serie de conciertos durante aquel año de 1907. En el momento en que abren las puertas, la Sociedad Filarmónica de Oviedo se convierte en la segunda de España, tras Bilbao, en disponer de local a su servicio.