El piragüismo enseña músculo

El entrenador asturiano Miguel García, con medallas en Pekín, Londres y Río, es optimista con el K-4 de Saúl Craviotto: “Sería cerrar el círculo”

Por la izquierda, Carlos Arévalo, Saúl Craviotto, Marcus Cooper, Rodrigo Germade y Miguel García, con los dueños del gimnasio donde se entrenaron en Kyotango (Japón). | LNE

En las medallas de Saúl Craviotto en Pekín, Londres y Río hay un elemento en común: el entrenador asturiano Miguel García. En su cuarto ciclo olímpico con el equipo de kayak, García se ha marcado como objetivo reinar en la prueba reina del piragüismo, el K-4 500. “Sería cerrar el círculo”, señala desde Tokio un ilusionado Miguel García, al frente de un grupo que podría acabar el sábado con 45 años de sequía, desde la plata en Montreal-76 del barco capitaneado por Herminio Menéndez. Antes, la próxima madrugada, Saúl Craviotto y Carlos Arévalo lo intentarán en K-1.

Según García, la concentración previa ha sido ideal: “Llegamos el día 17 y estuvimos entrenando en un pueblo llamado Kyotango, donde nos trataron increíble. Fue un acierto porque la semana pasada no podíamos estar en la Villa Olímpica ni entrenar en el canal. Es parecido a Pekín, donde tuvimos que ir con mucha antelación. Tenía miedo que se hiciera pesado, pero al cambiar a los diez días acertamos con la planificación”.

Unos días de tranquilidad tras un ciclo olímpico tormentoso, aunque el técnico ve el lado positivo: “Si eres capaz de focalizar el sufrimiento en la preparación del día a día, a veces sales reforzado. El año pasado, con el aplazamiento y el confinamiento, se formó una bola que fue creciendo y explotó con los selectivos. Pero supimos reconducir la situación, como demostramos en Hungría al ganar a los alemanes, y ahora estamos más fuertes y competitivos que nunca tanto física como mentalmente”.

Pero no tanto como para proclamar que el K-4 español es favorito al oro: “En este ciclo de cinco años nos habremos enfrentado ocho o diez veces a Alemania y solo les hemos ganado dos, así que ellos siguen siendo los favoritos. Pero es verdad que este año hemos dado un paso adelante y somos más competitivos. Ellos darán su mejor versión, pero nosotros también. Ganar sería cerrar el círculo”.

Saúl Craviotto, Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade son conscientes de que es una oportunidad única. “Ojalá sean el relevo del K-4 histórico”, señala García, que añade: “Es la prueba reina en el mundo del piragüismo, la más espectacular y da imagen de poder del equipo”. Priorizó su preparación sobre el K-1, aunque el técnico advierte: “Nos hubiera gustado remar primero el K-4, pero Saúl y Arévalo son competitivos y a ver si suena la flauta”.

Cree que en el K-4 está la combinación perfecta: “Si cuando llega la competición Saúl se transforma, en los Juegos todavía más. Él y Cooper tienen las ideas muy claras y saben lo que es ganar medallas. Se complementan muy bien con Germade, que es medio veterano, y con la ambición y la juventud de Arévalo”.

Smidakova ve una España de oro


Jana Smidakova nació en Ostrava (República Checa), vivió en Asturias desde 1990 hasta 2012 y representó a España en los Juegos Olímpicos de Atenas y Pekín. Después regresó a su país y ahora está en Eslovaquia, con la que vuelve a vivir el ambiente olímpico como fisioterapeuta del equipo de piragüismo, del que forma parte su marido, Peter Gelle. “Me han tocado los Juegos más atípicos”, señala Smidakova sobre su experiencia en Tokio: “Como deportista solo estaba pendiente de mí. Ahora me preocupo por todo el equipo, que no les pase nada para que puedan competir. Pero a veces me gustaría estar en el agua”. Jana cree que Eslovaquia tiene opciones de medalla en piragüismo, pero le hace un guiño a España: “Creo que el K-4 será oro y nosotros lucharemos con Alemania por la medalla de plata”.

Smidakova, en una sesión de fisioterapia con Peter Gelle, del equipo eslovaco de piragüismo, en Tokio. | J. S.

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