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Entre oyentes y escuchantes

Historias de la radio en tiempo de silencio

La elección del escrache (manifestación ante los domicilios privados) como palabra del año 2013 por la Fundación del Español Urgente, así como una buena parte de los términos barajados por el jurado de filólogos y periodistas de la Fundeu, como ERE (expediente de regulación de empleo), quita o austericidio, muestra bien a las claras que estamos atravesando tiempos sombríos. Lo cual es verdad, primero, en sentido literal, por las subidas desproporcionadas del precio de la luz eléctrica en los últimos años y, probablemente, en los venideros. Cómo no recordar tiempos ya lejanos de la posguerra, cuando en muchas casas rurales, afortunadas por tener luz eléctrica de una dinamo, contaban con una sola bombilla, que se trasladaba también a la cuadra, mediante un largo cable, para aviar el ganado.

Otros términos menos llamativos también revelan usos lingüísticos que reflejan los tiempos difíciles que mucha gente está viviendo. Se vuelve a hablar de "escuchantes" de la radio. Escuchar exige un plus de atención sobre oír. En tiempos normales de democracia la radio tiene oyentes, que atienden a lo que se emite mientras conducen o se ocupan del trajín de la casa o del trabajo. Hubo un tiempo -tiempo de silencio- en que la radio contaba con auténticos escuchantes, no se oía la radio, se escuchaban con la mayor atención, y con bajo volumen, Radio París, la BBC de Londres y la Pirenaica, si lo permitían las interferencias, en la posguerra, ya que hasta 1958 se podía ser condenado, con pena de reclusión menor de tres años, por oír emisoras "no autorizadas". Según Vázquez Montalbán, aquellas emisoras, y la radio en general, eran el gran lenitivo para el dolor de la posguerra.

También los discos dedicados de Radio Andorra, la Fiesta en el Aire y la Cabalgata Fin de Semana de Bobby Deglané, el consultorio de la Sra. Francis y los seriales de Juana Ginzo, Pedro Pablo Ayuso, y Matilde Conesa, como Ama Rosa, aliviaban la "longa noite de pedra" de que habló Celso Emilio Ferreiro.

En Asturias oíamos, sobre todo, a Menchu Álvarez del Valle, José Ceceda, los comentarios de Juan Azcona, "Ladis", leídos por César Calvo, a Vázquez Prada, a Manolo Avello, a don Mendo, a Emilio Tamargo, a don Pedro Caravia, con los Cuadros de una Exposición de fondo.

Los escuchantes comenzaban hacia las 22.30 horas, en onda corta, con la BBC en español. Además del noticiario, donde nos informábamos de lo que ocurría en España, podíamos escuchar a destacados exiliados españoles en Londres, que "tomaban cañas de cerveza y hablaban a gritos", según los ingleses. Muchos asturianos pudimos escuchar a Eduardo Martínez Torner hablar de folclore y de historia de la música, a Vicente Álvarez Buylla, cónsul en Londres, con Pérez de Ayala de embajador, en guiones para teatro radiofónico, y a Luis de Meana, profesor de español en la Universidad de Manchester. Además, el coronel Casado -que había forzado un armisticio con Franco- atacaba a Hitler, Luis Araquistáin comentaba la Segunda Guerra Mundial, Luis Cernuda, Antonio Espina, Salvador de Madariaga, José Castillejo, Jiménez Fraud, Arturo Barea, Christopher Dawson y Gerald Brenan colaboraban con guiones de temas literarios o históricos. La BBC celebró, en 1940, el cuarto centenario de la muerte del gran Luis Vives, profesor en Oxford en el siglo XVI. A finales de 1949, el Gobierno de Franco negó la entrada en España de un cameraman de la BBC, molesto por la presencia pública en Londres de instituciones republicanas, como el Hogar Español, o el Instituto Español, con el Dr. Negrín, así como con las delegaciones vasca, con Juan Ignacio de Lizaso, y la catalana, entre otros, con el arqueólogo Bosch Gimpera y el orientalista Joan Mascaró.

A las 23.00 horas se escuchaba la edición de Radio París en español, con el París al día de Francisco Díaz Ronceros -al que la burguesía ovetense ilustrada llamaba "la Roncera"-, y los reportajes de Julián Antonio Ramírez y Adelita del Campo. Sobre todo, se escuchaban con gran atención los comentarios semanales de Salvador de Madariaga, del P. Olaso (Alberto de Onaindía) y del músico Salvador Bacarisse, autor del famoso Concertino para guitarra y orquesta. Radio París rindió homenaje a Rafael Alberti (1966) y a León Felipe (1972), y entrevistó a Picasso, Carrillo, Ruiz Jiménez, Tierno Galván, cardenal Tarancón, y a Felipe González. Albert Camus fue entrevistado el mismo día en que le fue concedido el Premio Nobel, en 1957, manifestando que se consideraba en alguna medida discípulo de Ortega y Gasset.

La Pirenaica, Radio España Independiente, que se escuchaba cuando las interferencias lo permitían, hacía un seguimiento de la lucha política y de la represión ejercida por la dictadura en España: antena de Burgos, proceso de Julián Grimau, manifiesto de Menéndez Pidal, Valentín Andrés y numerosos intelectuales sobre la represión de las huelgas de Asturias en los años sesenta, proceso 1001, bomba de Palomares, Revolución de los Claveles, etcétera.

Actualmente, algunos destacados periodistas españoles, como Pepa Fernández ("No es un día cualquiera", RNE), procuran imponer el uso del término "escuchantes" en vez del de "oyentes". No es una buena señal, mejor que pronto lleguen a la gente señales de recuperación económica y, con el ánimo distendido, seamos sólo oyentes, un poco más despreocupados por el alcance de las noticias que se transmiten habitualmente, y vayamos dejando de escuchar, cada día, los cierres de empresas, las subidas de impuestos a los de siempre o la caída de los servicios públicos.

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