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Fue sin duda por la próstata

Ya saben. El "molt honorable" Jordi Pujol acaba de confesar que desde 1980 tiene un montón de millones sin declarar al fisco en cuentas en el extranjero.

Se ha disculpado, ha pedido perdón (¿a quiénes?) y ha explicado que en todos estos años "no ha encontrado el momento" para declarar esos bienes.

Lo entendemos: primero, seguramente, con la erótica del poder, las mujeres le pondrían ojitos, y, aunque ese era precisamente el momento en que él se disponía a declarar, decidiría dejarlo para más tarde, vistas ocasión y aprieto.

Después vendrían las cintas.

-Honorable, hay que ir a cortar una cinta.

-¡Cachis! Ahora que iba a declarar esto milloncejos. ¡Bueno! Lo dejaremos. La patria, ante todo!

Y, ahora, una vez retirado, es, sin duda, la próstata:

-¿Adónde ibas, Jordi?

-A declarar unos pocos de cuartos a Hacienda, pero la próstata me llama con urgencia a otro sitio. ¡Bueno, lo dejaremos para otro instante!

Y así, hasta hoy.

Créanme, lo comprendemos. Todos sabemos lo que son las urgencias de la próstata.

Y nos ponen a todos la vida cuesta arriba, se nos vuelve todo un ribayu, un cuetu, un pujol.

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