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Más se perdió en Cuba...

Hollande se adelanta a Rajoy en girar la primera visita a La Habana en pleno deshielo diplomático

En algún sector de la opinión pública española se lamenta que el presidente de Francia, François Hollande, haya sido el primer dirigente europeo en visitar Cuba después de que los gobiernos de Washington y La Habana acordasen intercambiar embajadores. Hollande se hizo acompañar de una nutrida delegación de empresarios, se entrevistó con los hermanos Castro, y condecoró con la Legión de Honor al arzobispo Jaime Ortega en agradecimiento por las gestiones que hizo la Iglesia para facilitar la distensión. Además de eso, pidió públicamente el cese del embargo que mantiene asfixiada la economía de la isla desde hace 44 años. Lo normal hubiera sido (por razones históricas, de sangre y de lengua) que el primer dirigente europeo en visitar Cuba, ahora que viene el deshielo diplomático, hubiera sido Rajoy, pero el jefe del Gobierno español todavía no ha sido capaz de librarse de la hipoteca política que supuso la etapa de Aznar, cuando el hoy presidente de honor del PP quiso presionar por un cambio de régimen en Cuba siguiendo las directrices de su amigo Bush, aquel que le permitía poner los pies sobre la mesa de su rancho tejano.

Diplomáticos de ambos países fueron expulsados, y se le negó el plácet a un embajador propuesto por Madrid. La tensión llegó al punto de que Aznar impidió el viaje a Cuba de los Reyes Juan Carlos y Sofía cuando iban a asistir al centenario de la independencia cubana. Y fue entonces que Fidel Castro calificó al entonces presidente español de "personaje de estirpe e ideología fascista" y lo quiso ridiculizar llamándole el "führercito con bigotico", una alusión clara a la famosa película "El gran dictador" que dirigió e interpretó Charles Chaplin para burlarse de Hitler. Desde el descubrimiento de América por Cristóbal Colón el área del Caribe ha sido frontera de los numerosos imperios que lucharon por quedarse con su territorio y sus inmensas riquezas empezando por España, la principal beneficiaria, y siguiendo por Francia, Inglaterra, Holanda, Dinamarca, Escocia y Suecia hasta llegar a Estados Unidos que situó a Cuba en su esfera de influencia a partir de 1898 tras una guerra fulminante.

Una influencia directa que concluyó con la llegada al poder de Fidel Castro y su opción estratégica por buscar la protección de la Rusia soviética. Pese a ello, las relaciones de España con su antiguo dominio fueron intensas, especialmente en el terreno comercial, e incluso durante la dictadura de Franco el gobierno de Madrid hizo caso omiso del bloqueo norteamericano en más de una ocasión. Y curiosamente, ya con la democracia, fue un exministro franquista, Manuel Fraga, el que mantuvo una relación cordial con Fidel Castro, otro hijo de gallegos. Supongo que al desaparecido político le hubiera gustado que un hombre de su partido fuese el primer dirigente en visitar La Habana. "Más se perdió en Cuba", se dice coloquialmente para aludir a una oportunidad desaprovechada.

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