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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El poder de los indecisos

La democracia está en deuda con los indecisos, más que al contrario: los indecisos no le deben nada a la democracia, pues son ellos, con sus decisiones de última hora, los que provocan los grandes vuelcos, los que ponen patas arriba las predicciones de la demoscopia. Ocurre que la mayoría de los indecisos suele ser abstencionista. Cuando el encuestador encargado de los sondeos les pregunta a quién van a votar, responden que en ese momento desconocen aún el encabezamiento de su papeleta, aunque muchos de ellos lo que realmente esconden es que se quedarán en casa. La abstención se nutre, por tanto, de la indecisión y del hastío. Si es que se deciden a pasar el domingo en tropel por las urnas, y puesto que la incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se acaban nunca de deshojar, los indecisos pueden hacer añicos el resultado de las encuestas. Y en caso de duda, un consejo: cuando hay indecisión entre dos opciones, la mejor solución suele ser una tercera.

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