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Profesora de Primaria en un colegio de Reino Unido

El sistema educativo de una ciudad cosmopolita

El modelo británico de enseñanza

Has visitado Londres y has visto el Big Ben presidiendo la orilla del río Támesis, el Buckingham Palace y sus jardines reales demarcados por St. James Park. Has resucitado tu espíritu alternativo en el mercado de Candem Town y has disfrutado de una pinta de cerveza en un local estrictamente británico.

Ésta es una ciudad impresionante, que no nos deja indiferentes. El metro londinense refleja su realidad cosmopolita, multicultural y ese mismo reflejo se percibe en las aulas de los casi más de 500 centros de educación primaria que se distribuyen entre los 33 distritos de esta urbe infinita.

Los centros de primaria tienen horarios de 9 a 15.30, así que el comedor escolar es totalmente obligatorio. Desde este año, además, los niños y niñas de la primera etapa de educación primaria disfrutan de comedor escolar gratuito. Para ayudar a conciliar la vida laboral con la familiar -y la escolar-, algunos centros ofrecen servicios extraescolares desde las 8 de la mañana y hasta las 6 de la tarde.

El curso escolar comienza en septiembre y termina casi a finales de julio. Como en el sistema español aquí también hay tres trimestres fundamentales pero existen descansos semanales en mitad de cada uno de ellos. Así que, básicamente, cada seis semanas los niños y niñas tienen una semana de descanso.

Las aulas son la representación inédita de la globalización humana: diez niñas de Somalia, tres niños de la India, dos de Portugal, siete de Nigeria, tres de Jamaica, dos de Colombia, uno de Polonia y dos de las Islas Británicas. El curriculum educativo es extenso, variado. La asignatura de religión está exclusivamente basada en la Historia de las religiones. Además de las materias esenciales como matemáticas, historia, arte, música, educación física? existe una asignatura enfocada exclusivamente al desarrollo personal y social de los estudiantes. Es más, todos los materiales didácticos son facilitados por el centro: los lápices, los bolígrafos, los rotuladores, las libretas, los libros? y la pizarra tradicional convive con la pantalla electrónica.

Las excursiones transcurren en autobuses rojos y son auténticas experiencias turísticas que extienden inmensamente el conocimiento pedagógico. Imagínense tener 9 años y poder contemplar los girasoles de Vincent Van Gogh en la National Gallery o un dinosaurio gigante en el Museo de Historia o adentrarse en las casas del Parlamento y ver en acción al sector político dentro de la Cámara de los Comunes.

En la capital británica subyace un sistema educativo que intenta renovarse constantemente. El Gobierno lo inspecciona gradualmente y examina sus aulas, sus programaciones curriculares, las actitudes y aptitudes de sus profesionales? e incluso la comida de sus comedores escolares. Las inspecciones son largas, duras? y los resultados se cuelgan en la red para que los padres puedan tener un referente de lo que está sucediendo en cada centro educativo.

Las opiniones expresadas en este artículo vinculan únicamente a su autora.

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