Si el cerebro es el órgano más racional del que disponemos, deberíamos desterrar del lenguaje periodístico la alusión a cada cabecilla del terrorismo yihadista como "cerebro de la matanza" o "responsable intelectual", sangrante oxímoron. ¿Existe algo más irracional que una matanza indiscriminada como la de los recientes atentados de París? El neurocientífico Paul MacLean investigó el cerebro y descubrió que había tres en uno. De esos tres cerebros, a individuos tan sanguinarios sólo se les activa el más primitivo: el reptiliano, el que rige las conductas que emparentan con rituales animales como anidar o aparearse y las conductas impulsivas de defensa y ataque. La autoinmolación, las decapitaciones y crucifixiones de inocentes, la socialización del dolor son sentimientos descabellados. Funciona en sus cabezas el lavado de cerebro y buscan que el miedo nos conduzca a nosotros, sus víctimas, a la irracionalidad, el campo de batalla en el que mejor se mueven.