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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

El dedo de Esperanza

Cuando un dedo apunta al cielo, el tonto mira el dedo. Hay que ser cretino para creer que a donde apunta el dedo acusador de Esperanza Aguirre en su domingo de dolores es al purgatorio de la corrupción que rodea, como chapapote de lava, sedes representativas del PP. El dedo de Esperanza, virtud teologal de un partido pecador, señala el camino a Rajoy: el de irán y no volverán. Ésa, y no otra, es la clara pretensión de la baronesa de Lavapiés: meterle el dedo en el ojo al presidente de su partido; o hacerle una peineta. "Si yo me voy por la corrupción en el PP de Madrid, tú, Mariano, te tienes que marchar por las restantes corrupciones". El PP se queda sin Esperanza porque Esperanza ha perdido la fe en el partido a cuenta de la caridad contable en beneficio de espurias financiaciones. Y en el país donde nadie dimite, la señora queda como una heroína, como una santa. Y así discurren los días en la sede de Génova, del sainete al auto sacramental.

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