Están acusando con gran resonancia a la "Semana negra" de machismo a causa de que los finalistas de los seis premios del certamen suman dieciocho hombres y ni una mujer. Esto nos recuerda cierto poema de Bertold Brecht, "Ellos vinieron", pero por su ritmo y progresión, y no por su contexto nazi (recuérdese que De Cospedal acusó de nazis a los que armaban escraches al PP, y por ello hay que tener mucho cuidado con los anacronismos y las estupideces). Pues bien, partimos del hecho de que la "Semana negra" gijonesa no sólo ha logrado un importante lugar en ámbito literario de su género, sino que además se ha constituido como escenario y caja de resonancia para numerosas causas de aquello que de un modo general llamaremos izquierda. Digamos que forma parte de un cosmos progresista compartido con corrientes sociales, reivindicativas, feministas, etcétera. Pero, de repente, sucede que unos jurados -suponemos que imparciales, incluso en materia de género-, han elegido a los mejores para optar a unos premios y por dicha circunstancia "ellos vinieron" a verter la citada acusación. ¿Y quiénes son esos "ellos"? No nos ha parecido ver a representantes de una especie de "derecha cultural" entre los acusadores, sino gentes del mismo cosmos. De todo esto concluimos que la cosa está muy fea cuando se ataca a lo propio. Por nuestra parte, citamos el último verso del referido poema de Brecht y lo dedicamos a una muy meritoria "Semana negra": "Luego vinieron por mí, pero para entonces ya no quedaba nadie que dijera nada".