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Profesor de Economía Aplicada y coordinador del Regiolab

Incertidumbre y conflicto en el área metropolitana

Los posibles beneficios e inconvenientes y la lucha de poderes en la vertebración de la Asturias central

Existe un creciente consenso entre profesionales, académicos e intelectuales sobre la necesidad de acometer un proyecto de institucionalización e impulso de un área metropolitana en el centro de Asturias. Un repaso a los múltiples estudios hechos desde los 70 hasta nuestros días permite ver cómo la conceptualización y el diagnóstico del área metropolitana están ya perfectamente realizados y sólo falta dar el paso de la acción política. Desde los pioneros intentos de Emilio Murcia o Arturo Gutiérrez de Terán a los extraordinarios trabajos de Fermín Rodríguez, pasando por los certeros análisis de Enrique Balbín o las aportaciones más recientes de Manuel Carrero, son muchos los profesionales y académicos que coinciden en la necesidad de articular el área metropolitana, con la diversidad de matices propios de cada disciplina o la perspectiva diferente de cada autor. El consenso entre profesionales, técnicos y académicos se ha extendido progresivamente a partidos políticos. La necesidad de vertebrar la Asturias central, impulsar su movilidad, proteger y ordenar su territorio aparece, dándole mayor o menor relevancia, en los programas de la mayor parte de las opciones políticas que obtuvieron representación en el Parlamento regional en las pasadas elecciones.

Sin embargo, el proyecto de la metrópoli central de Asturias, que se intentó poner en marcha una y mil veces, nunca acaba de consolidarse. El reciente impulso mediante un documento de avance para discusión de unas directrices metropolitanas tiene enorme riesgo de quedarse una vez más sólo en eso, en discusión. Sin embargo, un nuevo fracaso sería nefasto. Es posible que sea la última oportunidad de planificar y ordenar el desarrollo urbano de Asturias, de frenar daños medioambientales o desarrollos disfuncionales irreversibles, de proveer servicios de mayor calidad, de facilitar modelos de movilidad más sostenibles y eficientes y de impulsar las potencialidades que realmente existen en el conglomerado urbano diverso y polinuclear del centro de Asturias.

¿Por qué cuesta tanto impulsar un proyecto metropolitano como el nuestro, que aportaría tantas ventajas a los asturianos? En la literatura académica hay varios estudios que tratan de comprender lo que ocurre en casos similares al asturiano. La gobernabilidad territorial no es mi campo de trabajo, pero he tenido la oportunidad de leer algunas investigaciones que me ayudan a comprender lo que está ocurriendo ahora mismo en Asturias. Entre ellas destaco la tesis doctoral de Jesús Rodríguez, realizada en la Universidad Politécnica de Cataluña, en la que estudiaba las causas por las que no acaba de concretarse un modelo de gestión para el área metropolitana del Valle de México. En su análisis, Jesús Rodríguez desarrolla dos conceptos clave: la incertidumbre y el conflicto.

La incertidumbre ocurre cuando los agentes políticos y sociales implicados en el proceso de creación de un marco institucional supralocal no son capaces de comprender los beneficios que el mismo puede generar. Tenemos que creer en proyecciones, en estimaciones de profesionales que muchas veces se equivocan. La mayor parte de los estudios se limitan a analizar lo que existe y no pueden cuantificar los beneficios que otra organización diferente podría tener. Estos beneficios se pueden intuir por comparación con otros casos similares. Los economistas, apoyados en nuestra tendencia a estimar y proyectar, nos atrevemos, es posible que de manera osada, a poner cifras al beneficio que cualquier cambio organizativo podría tener. Pero estos análisis no dejan de ser siempre especulativos y conceptuales y, por lo tanto, llenos de incertidumbre. Para entender cómo la incertidumbre bloquea los proyectos cooperativos simplemente pensemos en la dificultad que tuvo la construcción de la Unión Europea. Todos los intentos de unir Europa durante el siglo XIX y la primera mitad del XX fracasaron. Sólo en un contexto verdaderamente extraordinario, como el que se dio tras la Segunda Guerra Mundial, fue posible reunir a los líderes del Viejo Continente y construir un proyecto que estaba lleno de incertidumbre. Salvando las enormes distancias, esa misma incertidumbre es la que atenaza el desarrollo de áreas metropolitanas en general, pero especialmente de aquellas que, como ocurre en Asturias, se dan en realidades policéntricas (con varias ciudades de equivalente jerarquía).

Bloqueados por la incertidumbre es fácil que caigamos en el conflicto. Cuando no sabemos con seguridad qué puede ocurrir ante cambios organizativos parece mejor opción proteger la esfera de poder de cada unidad o mantener el statu quo de las cosas, lo que conduce al conflicto entre administraciones. La competencia es, en ocasiones, un gran elemento dinamizador. Es posible que la competencia entre Oviedo y Gijón haya estimulado mucho el funcionamiento de ambos ayuntamientos. Pero el conflicto entre gobiernos llamados a cooperar genera ineficiencias y altos costes que pagamos los ciudadanos.

Se puede evitar el freno al que conduce la suma de incertidumbre más conflicto. Frente a la primera, la incertidumbre, se necesitan estudios que con el mayor rigor posible traten de estimar las ganancias o evaluar los efectos positivos de crear un proyecto colaborativo nuevo. Afortunadamente, sobre el caso de Asturias abundan este tipo de estudios. A gusto del consumidor, se pueden desempolvar los más antiguos o utilizar los análisis más recientes: todos coinciden en lo esencial. Es mas difícil lograr salir de una dinámica de conflicto en la que Asturias parece estar inmersa. Creo que el único modo de superar el conflicto es impulsando un proceso participativo amplio en el que se pongan en común todas las perspectivas, todos los enfoques, todos los intereses, todas las dudas y todas las certezas pero procurando que esa participación no se eternice y ahogue el desarrollo del área metropolitana que, en algunos aspectos como el de la movilidad, es ya urgente.

En síntesis: frente a la incertidumbre, estudios, proyecciones y análisis; frente al conflicto, participación. Por cierto, si les interesa saber cómo acaba la historia del área metropolitana del Valle de México que Jesús Rodríguez analizó en su tesis doctoral, simplemente les diré que a fecha de hoy aún no se acaba de crear la urgente gobernanza metropolitana para el D.F. y que los municipios más pequeños y, sobre todo, los ciudadanos menos favorecidos pagan cada día las ineficiencias en la gestión del monstruo urbano inconexo e ineficiente en el que se está convirtiendo la gran metrópoli de México.

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