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Cien líneas

Mal y peor

Clinton, mal; Trump, peor. Y con esos bueyes habrá que arar hasta enero de 2021.

La candidata demócrata es la apoteosis del relativismo y por lo tanto del engaño; no cree en nada así que es capaz de todo. El candidato republicano llevaría a la gran nación americana y al mundo entero de cabeza hacia el horror del proteccionismo.

El escepticismo es gravísimo; el neo mercantilismo, letal.

Como será de endiablado el panorama que la izquierda, que es la que manda aquí, allí y allá -ya que impone siempre sus coordenadas, especialmente el pensamiento políticamente correcto- como será, decía, que ve bien a Clinton, espejo de su propia inanidad política y moral, sin más habilidades que la demagogia ni otros horizontes que el poder y el dinero disfrazados siempre de pseudo solidaridad y demás zarandajas oportunistas.

Y para completar el cuadro, esa misma izquierda abomina de Trump cuando todos sus dictados convergen exactamente, al milímetro, con el ideario progre salvo en las formas porque el americano no es tan hipócrita como el arquetipo europeo y llama a las cosas por sus terribles nombres.

Con Clinton nos espera más de lo mismo: una carrera acelerada hacia la deslegitimación universal de EE UU, enredado a sangre y fuego en mil componendas que no tienen solución por la vía de la ausencia de valores.

Con Trump, cierre de fronteras, aislacionismo y todos al búnker loco: preludio seguro, como enseña la historia, de la guerra.

Y aún nos quejamos de Rajoy.

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