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Opiniones de un nómada

Camboya (II)

De Pol Pot a la prostitución y el tráfico humano

La figura clave, para entender la actual Camboya, es sin duda Saloth Sar, nacido en 1925, reinando Sisowath I, bajo el Protectorado Francés de Kampuchea, en la provincia central de Kompung Thom, donde se asienta una parte del complejo de Angkor. Se trasladó a Phnom Penh, bajo el reinado de Sisowath Monivong, en cuya corte tenía relaciones familiares. En 1948, bajo Norodom Sihanouk, es becado, gracias a sus relaciones, para ir a la Sorbona. En 1953, regresa, sin diplomarse, a una Camboya convulsa. Saloth Sar, luego llamado Pol Pot, se convirtió en uno de los más sanguinarios genocidas de la historia. En cinco años asesinó a más de dos millones de personas. Camboya se hundió en el terror y el despoblamiento, y, de esto y otras guerras, surgieron la miseria y sus lacras: la prostitución, el tráfico humano y la explotación infantil, en definitiva, la esclavitud.

Como dije, estando con Isabel Muñoz, conocí al joven Nicolás Laínez antropólogo por la Sorbona que lleva toda su vida en Asia, dedicándose a estudiar estas lacras, especialmente la prostitución vietnamita. Nico se ofreció a mostrarme algunos lugares de sus investigaciones y naturalmente acepté. Una mañana fuimos a los barrios rojos, y estuvimos en diversas casitas o chabolas, en donde las chicas, muchas de ellas niñas, esperaban, aún de día, clientes en condiciones insalubres absolutas. Hay que verlo para sentir el horror de su vida. Otra vez salimos en su motocicleta de noche cerrada y, llegando a una vía céntrica, encontramos un semáforo en rojo, donde no paró y tomó el giró rápidamente. Me sorprendió y le pregunté por qué no frenó, respondiéndome que lo más peligroso era parar en la oscuridad, que Phnom Penh no es una ciudad demasiado segura. Aquello, en la pequeña motocicleta, me dejó preocupado y nervioso.

Pronto llegamos al céntrico Monumento a la Independencia, inspirado en algunas edificaciones de Angkor, una plaza circular desde donde se llega fácilmente a todas partes. Fuimos directamente al White Building, edificio construido en 1963 para modernizar las viviendas de Phnom Phen, por arquitectos de influencia francesa, inspirado en el proyecto utópico Ville Radieuse de Le Corbusier. El Edificio Blanco constaba de 468 apartamentos y quedó vacío cuando los genocidas evacuaron toda la capital. Terminada la era de Pol Pot, volvieron antiguos residentes, artistas y especialmente gentes de la miseria, convirtiéndose en un centro de droga, prostitución de todo tipo y delincuencia adulta e infantil. La calle donde está es bulliciosa y de noche insegura, diciéndose que lo habitan más de 2.500 personas. Nico me señaló el edificio, que, en la noche, a pesar de algunas luces rojas, aquí o allá, infunde respeto. Nos acercamos en la moto, paramos cerca de uno de sus extremos y pronto vimos que se acercaban tres o cuatro personas. Nico me dijo que seguía con el motor encendido, que me agarrase por si tenía que salir de improviso, porque seguro venían armados, aunque eran muchachos que no sobrepasarían los 16 años. Nos preguntaron que qué buscábamos, porque nos podía facilitar de todo, drogas, chicas, chicos e incluso niños de cualquier edad, todo dependería del precio. Les dijo que daríamos una vuelta para pensarlo y que volveríamos en un rato. Salimos lo más raudo que la moto pudo. No sé si Nico estaba acostumbrado, por sus investigaciones, a tal experiencia, pero yo juro que me veía atravesado por una bala, según nos alejábamos.

La última noche salimos por una mala carretera con arboleda, que proyectaba bastante negrura, a uno de los barrios rojos de la prostitución vietnamita. Estuvimos en el Svay Pak (o Km. 11) y en otro que no recuerdo (Tuol Kok, Steung Meanchey, Street 63 o Trolok Baek). El ambiente rojo y oscuridad, con bastante clientela en algunas de las casitas o chabolas, era realmente duro. Entramos en alguna, en las que Nico conocía a las chicas y a las dueñas, y estuvimos viendo cómo los clientes ocupaban a las chicas. Me explicó que las mafias controlaban todo el negocio de las vietnamitas porque, como dice Nico en uno de sus trabajos, las "emigrantes utilizan las relaciones interpersonales, la sexualidad y las emociones como un recurso empresarial, creativo y estratégico, para fortalecer su influencia en las fuerzas y desigualdades del mercado, ampliar sus repertorios de acción y encontrar su camino en un mundo de oportunidades y restricciones". Tengo visto esto en Tailandia, Filipinas, Indonesia y Malasia, que las familias rurales, en la miseria, envían a sus hijas/os a vender su sexo, único recurso para aliviar la situación familiar, quedando atrapadas por las mafias con deudas sin fin y trabajo sexual sin horas.

La vuelta al hotel me pareció más tenebrosa. Nico y yo nos despedimos con gran amistad, reencontrándonos, años después, en Bangkok. Él siguió en Camboya un tiempo y luego se desplazó a varios lugares del sudeste asiático, ahondando en su investigación y allí sigue en la lucha.

Post Scriptum. Ahora, que tantos hablan de regeneración democrática, pienso en esa butade que dicen algunos políticos, que renunciando a parte de su sueldo, para dárselo al partido, es regeneración. Será para ellos, porque en nada alivian los gastos de los que pagamos: para el partido o para ellos, siguen esquilmándonos igual. Y pienso en los más "listos", que, en vez de apuntarse al Inem, se apuntan a un partido para "prosperar" o se apuntan en ambos para vaciar más las arcas que nutrimos los pagadores. Mírese la nómina de los políticos asturianos, algunos súper destacados, que jamás han trabajado en nada sino en la poltrona política, y los que jamás han estudiado nada y sin embargo se consideran con autoridad moral para ordenarnos, dirigirnos e imponernos sus leyes. Hartura hasta vomitar. A todo político, como en el resto de las actividades, según el grado de responsabilidad, debería exigírsele un nivel académico y un mínimo de trayectoria laboral ¿O qué coño es la regeneración y el ejemplo moral?

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