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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Ponga un dron en su vida

Ponga un dron en su vida, salve su vida gracias a un dron o piérdala si se hace de estos artilugios un uso militar y póngase a temblar por los daños colaterales. Pocas palabras raras cuentan en la actualidad con tan tremendo recorrido como dron, por definición "aeronaves que vuelan sin tripulación". Dron proviene del inglés, y significa "zángano", pero bien podría decirse que estos aparatos voladores se convierten, en ocasiones, en molesta mosca cojonera, como cuando Hacienda los utiliza para actualizar el patrimonio inmobiliario de los contribuyentes.

En el "Silicon Valley" gijonés de la Milla del Conocimiento, el dron es una apuesta sobre seguro. Una joven empresa vinculada al Parque Científico y Tecnológico, Azisa, es pionera en la oferta de un servicio de inspección de espacios cerrados, como depósitos y tuberías, mediante drones, con enorme ganancia en seguridad laboral. Y una joven investigadora luarquesa afincada en Gijón acaba de ganar un premio interuniversitario de la mano de un proyecto que supone la detección desde el aire, por medio de drones, de las dañinas minas antipersona, de las que hay millones enterradas en los territorios en conflicto más calientes del planeta.

Cada vez será más frecuente el uso de drones en positivo para la búsqueda de personas extraviadas o la detección de incendios. Pero también será habitual cuestionarse problemas éticos, como la amenaza de invasión de la privacidad. Tal vez el Gran Hermano del "1984" de Orwell, el ojo omnipresente y vigilante que todo lo observaba, no fuera una cámara oculta, sino un dron.

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