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Priora de Valdediós | Latidos de Valdediós

Carnavales

Una invitación a vivir sin careta y a dar la cara por unos principios

Estos días pasados todo han sido jolgorios, disfraces y ruidos con motivo de los carnavales. Me cuestiona que haya personas que esperen esos días para "desfogarse" -así me lo han dicho- como si el resto del año estuvieran reprimidos o algo así.

¿No sería más sencillo y más normal vivir siempre intensamente y no necesitar una fecha "especial" para sacar fuera lo que uno lleva reprimido? Si son sentimientos y deseos nobles y hermosos? ¿por qué reprimirlos? Y si no lo son, si son ofensivos, vulgares, perversos y soeces? ¿no sería mejor no darles nunca cabida en nuestro interior?

Carnaval es sinónimo de máscaras, de apariencias, de ficción... ¿por qué no vivir a cara descubierta y sin temores, mostrando lo que de verdad tenemos dentro? ¿No es mejor, más sano y más digno ir viviendo poco a poco, cada día, y no desatarse de pronto como si despertase de un letargo una fiera y se lanzara desbocada a todo? ¿Por qué tiene que haber unos días en el año en que hay "permiso" para que lo peor del ser humano salga fuera? ¿Por qué legitimamos un tiempo en que la ofensa se usa como diversión y se aplaude? ¿Es normal que haya un tiempo lícito para herir y ofender, para proceder más como los animales que como las personas? ¿Es racional y civilizado herir por herir y ofender por ofender?

En el siglo XXI, en la sociedad de esto que llaman "primer mundo" ¿en virtud de qué principios se autoriza el desenfreno y la ofensa gratuita? ¿Es esa la consecuencia de la cacareada y mal entendida libertad de expresión?

Me da pena, muchísima pena, saber que existan y se subvencionen ciertos espectáculos que considero indignos de un ser racional. Lamento de corazón que haya tanto odio, rabia y rencor almacenados en los corazones de algunas personas y me duele más aún que no sean valientes para expresar eso serenamente y en un diálogo sanador que no destruya y nos acerque unos a otros. Me parece muy triste que no quieran curar su resentimiento, sino sólo herir y agredir desde la burla y el sarcasmo. Su actitud las impulsa a una espiral de dolor y resentimiento que deshumaniza y al final? pasa factura: la factura del vacío existencial y la infelicidad más honda, aunque algunos nunca lo confiesen (necesitarían otra máscara y otro carnaval para decirlo).

Nosotras en Valdediós hemos vivido el carnaval de otra manera: el mismo día una hermana fallecía y otra se comprometía públicamente a seguir a Jesucristo como monja emitiendo sus votos religiosos. Un gran contraste, desde luego, pero en ambos acontecimientos el reflejo de vidas vividas desde la transparencia y la sencillez, sin dobleces, sin postureos, sin ofender a nadie, sin pretensiones, pero apostando públicamente y dando la cara por unos principios. Coherencia y fidelidad hasta la muerte. Y os aseguro que hubo muchísima alegría, y una gran fiesta, y mucho cariño y sentimientos hondos expresados libremente: risas, abrazos, lágrimas? sin necesidad de herir a nadie y sin necesidad de programar una fecha para demostrar lo que tenemos dentro, dejando que la vida fluya, acogiendo lo que nos va brindando, también la muerte? sin exabruptos ni exageraciones, sin herir a nadie?

Un abrazo fuerte y hasta el próximo viernes.

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