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Director general de Montes e Infraestructuras Agrarias del Principado

El potencial de los montes asturianos

En el Día Internacional de los Bosques

Hoy se celebra el Día Internacional de los Bosques. En Asturias, donde decimos coloquialmente que todo lo que no es prau es monte, más del 70% de su superficie es de monte en el más amplio sentido de la palabra. Sobre este territorio se localiza la base territorial de muchas explotaciones forestales y ganaderas con producciones tan diversas e importantes como son la madera, la biomasa y los pastos. Del total de esta superficie de monte, más de la mitad, concretamente el 58%, está arbolado (453.000 hectáreas); dicho de otra forma, en Asturias, más del 42% de su superficie es bosque, porcentaje superior al de España, donde el bosque ocupa el 36% de su superficie, en la media de la Europa de los 28 donde se sitúa en el 36%.

Nuestros bosques, además de configurar nuestro paisaje y contribuir determinantemente a la lucha contra el cambio climático absorbiendo y almacenando carbono, también nos proporcionan de forma sostenible más de 700.000 m3 de madera al año, la mayoría de los cuales se transforman en papel y energía generada a partir de astillas o pellets, usos que, aunque conocidos, pueden sorprender por su importancia económica y social, pues en Asturias la madera y su utilización se suele asociar con la minería y la carpintería, actividades que en la actualidad y previsiblemente en el futuro demanden cantidades mínimas.

Sin olvidarnos de las importantes funciones ambientales de los bosques, estos se han de gestionar de forma sostenible desarrollando todas sus potencialidades, incluidas las de carácter económico, íntimamente relacionadas con el desarrollo rural y el empleo. Los requerimientos de conservación no son, ni han de serlo, excluyentes ni incompatibles con la vocación productiva de los montes. La explotación de recursos forestales de manera sostenible es irrenunciable, por su carácter renovable y por la actividad económica y empleo que genera, fundamentalmente en el medio rural.

Para desarrollar todo el potencial forestal de los bosques en Asturias, hemos de cambiar la visión histórica que la sociedad asturiana tiene de los montes y de sus producciones, ya que al verlos como algo marginal y prescindible, y creer o entender que el trabajo y los trabajadores del monte son también marginales y prescindibles, difícilmente se podrá cambiar esta situación. Es, por tanto, el primer problema que ha de afrontar el desarrollo del potencial forestal de los bosques asturianos de carácter sociológico, relacionado con la falta de cultura silvícola de los asturianos, de tal forma que hemos de entender que para que el bosque tenga una utilidad económica que redunde en una mejora social los árboles, además de cortarlos, hay que plantarlos, cuidarlos muchos años y, en su caso, no quemarlos.

Este cambio psicológico, que ya esta en marcha, tiene que ver con la concienciación de la sociedad en lo referente a la importancia de los bosques en el paisaje y en la lucha contra la erosión y el cambio climático, pero también y mucho con el empuje y la visión técnico económica que los nuevos profesionales de la selvicultura formados en nuestra universidad e institutos le dan a la misma. Esta circunstancia, esta apuesta por la formación y el conocimiento, está contribuyendo a situar el aprovechamiento ordenado y sostenible de los bosques asturianos entre las actividades económicas con mayores posibilidades y futuro para generar economía rural y empleo y también como suministradora, cada vez en mayor porcentaje y calidad, de materias primas para la industria papelera, energética o de la construcción y el mueble, en sustitución de las maderas que tienen su origen en otras comunidades o son importadas de otros países.

Se dan en Asturias todas las condiciones para desarrollar nuestro potencial forestal: Tenemos unas condiciones naturales óptimas para la selvicultura, disponemos de más de 100.000 hectáreas de superficie de monte sin arbolar de aptitud forestal, una vez descontadas las de pastos, esperando que las plantemos de árboles; hay propietarios forestales privados y públicos dispuestos a invertir en sus montes, ya que cuentan con fuertes subvenciones públicas a las inversiones forestales, el 100% a las nuevas plantaciones y sus mantenimientos durante cinco años (excepto las de eucaliptos) que hacen que estas puedan ser asumidas fácilmente. También disponemos de empresas y profesionales competentes y formados técnicamente. La demanda de madera está garantizada, ya que no cubrimos ni el 50% de la de eucalipto de nuestra industria papelera y una mínima parte de la necesaria para astilla o pellets de madera para combustible. Entonces, ¿qué problema tenemos?

La pregunta que nos debemos hacer es qué pasa en Asturias para que no nos podamos ver reflejados en Finlandia y su sector forestal, es decir, tener un sector forestal desarrollado acorde a nuestras posibilidades y necesidades. Y la respuesta es también de carácter sociológico: En Asturias tenemos muchos incendios forestales provocados con la finalidad de quemar el monte. Esto, que además de parecer una irracionalidad lo es, sucede en nuestra comunidad autónoma en mayor medida que en otros territorios, donde estos incendios forestales no se conocen o tienen carácter excepcional.

El incendio forestal intencionado es lo que imposibilita el desarrollo forestal y atenaza y retrae a los propietarios forestales para plantar sus montes, porque aunque el coste de implantación sea mínimo, los retornos de la inversión son a largo plazo, mínimo 20 años, y las posibilidades de que estos se materialicen escasas, ya que es muy probable que en este tiempo sean pasto de las llamas y con ellas se pierdan sus legítimas expectativas económicas y sufran también las afectivas. Porque los propietarios forestales, al igual que el conjunto de la sociedad, quieren a sus bosques y sus árboles y sufren cuando los ven arder y más aún si es a consecuencia de un incendio forestal intencionado.

Los asturianos no podemos obviar la vulnerabilidad que los bosques y los árboles, a diferencia de otros aprovechamientos de los montes como los pastos, tienen ante los incendios forestales y las consecuencias que la desaparición de aquellos tendrá sobre el medio ambiente, la erosión, el empobrecimiento de los suelos y la lucha contra el cambio climático, ni tampoco de las consecuencias económicas de los mismos que limitan nuestro desarrollo forestal y nos empobrecen.

Debemos luchar por la persistencia de nuestros bosques y su compatibilidad con los aprovechamientos ganaderos en nuestros montes y debemos, sobre todo, hacer un esfuerzo para combatir y cambiar esa compresión casi fatal que tenemos con los incendios forestales, que nos hace ser muy tolerantes con los mismos y poco interesados en ver las consecuencias que tienen sobre la recuperación de los suelos y vegetación afectada.

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