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Clave de sol

Un desayuno prometedor

Consideraciones sobre la gente mayor

Estaba ayer el menda con su desayuno y su lectura de prensa cuando al llegar a la página 42 de nuestro periódico se encuentra con las sabias reflexiones de Mario Benedetti comentadas por Carmen Pérez Novo sobre nosotros, la gente mayor, sensible por definición. Empecé, pues, a leer con atención la prometedora columna de Carmen y ya con los primeros compases me sonó bien la melodía: sea egoísta, gaste dinero, lea, vea la tele, relaciónese con los amigos, vaya al cine, relativice los problemas, no se angustie, acepte las cosas como son, hable de cosas agradables, páselo bien?

¿No es fantástico? No se puede pedir más, los pajaritos cantan, las nubes se levantan. Donde va el asa que vaya el caldero, que ante cualquier inconveniente sentenciaba con picardía mi tía Amelia, fallecida por cierto no hace mucho y en plenitud mental a los 107 años. Pero ya a la distancia de media tostada me esperaba el tremebundo punto siete que de algún modo echa abajo todo lo demás al advertir sobre el supuestamente inconveniente exceso de plegarias al otro mundo. Es en el que aparece esta alerta: "No rece mucho, dentro de poco podrá hacer sus pedidos personalmente"?

¡Dentro de poco! ¿No es demoledor? Lo es. Y como queda dicho parece que anula todo lo demás. Pero ahora me doy cuenta de que con lo escrito he vulnerado el punto cinco: "No se lamente: su vida sólo le interesa a usted". Visto lo cual decidí tomar una tostada más.

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