Siempre me imaginé a los paleontólogos y arqueólogos haciendo trabajo de campo, excavando en fosas antiguas en busca de huesos de nuestros antepasados o utensilios utilizados por los mismos. Pero cuando supe de la existencia de Svante Pääbo me di cuenta de que algo estaba cambiando en la Ciencia. Este genial investigador no excava en fosas, sino en el genoma de restos fósiles tratando de recabar información sobre nuestros antepasados y sobre nuestro propio origen. Con Svante Pääbo nace una nueva disciplina: la paleogenética. La información que se extrae de los genes es mucho más rica que la que se puede obtener estudiando la forma de los huesos u otros artilugios encontrados.
No es una tarea fácil la que se propuso Pääbo. El ADN fósil puede estar dañado o contaminado. Incluso mientras se manipula puede contaminarse con trazas de nuestro propio ADN o del de otros organismos, lo que llevaría a extraer conclusiones erróneas. El investigador tuvo que desarrollar sofisticadas técnicas y protocolos para tratar de superar estos obstáculos. Y así logró un primer hito histórico: secuenciar el genoma del neandertal.
La siguiente pregunta obligada es si tenemos algo que ver con los neandertales. ¿Cuáles son nuestros orígenes? ¿De dónde venimos? Durante los últimos 100.000 años un grupo de humanos modernos abandonamos África y colonizamos otras partes del planeta; el resto se quedó en África. Por eso a Svante Pääbo le gusta decir que "desde el punto de vista de la genética molecular todos somos africanos: o vivimos en África o salimos de allí recientemente".
Pero este grupo de humanos modernos, los Homo sapiens, no éramos los únicos seres humanos sobre el planeta por aquel entonces. Nuestros parientes los neandertales, Homo neanderthalensis, ya se movían por Europa y Asia desde aproximadamente el año 300.000 a.C. al año 30.000 a. C. Cuando los humanos modernos migramos de África a lugares como el Oriente Próximo nos encontramos con los neandertales. ¿Qué hicimos? ¿Luchamos contra ellos y los extinguimos? La respuesta es "no". Los neandertales eran mucho más fuertes que nosotros, así que nos decantamos por hacer el amor en vez de la guerra. ¡Tuvimos sexo con los neandertales! Así lo logró demostrar Pääbo mediante análisis genéticos, verificando que un 2% de nuestros genes son neandertales. ¡Somos africanos ? y un poco neandertales! Sólo la población africana se quedó sin ADN neandertal.
Los antropólogos siempre habían especulado que nuestros antepasados podían haberse cruzado con los neandertales. Pero eran puras especulaciones hasta que Pääbo lo corroboró con análisis genéticos. "Lo que más me fascina es que analizando secuencias de ADN podemos contestar preguntas que no se pueden investigar mediante el estudio de los esqueletos de los primeros humanos o de las herramientas de piedra que fabricaron", relato Pääbo entusiasmado.
Svante Pääbo es el flamante premio "Princesa de Asturias" 2018 de Investigación Científica y Técnica, galardón que acudirá a recoger en octubre. No le resultará extraña esta tierra. Y es que en la cueva del Sidrón se encuentran algunos restos de neandertal que fueron muy útiles para sus investigaciones. Así que nuestro pequeño paraíso natural ha contribuido a descifrar el origen de la humanidad y algunos de nuestros parientes evolutivos.
Esto es sólo el comienzo. Svante Pääbo se encuentra muy optimista e ilusionado ante el futuro de la paleogenética. "Este pequeño fragmento de hueso apenas tiene información sobre la apariencia de su dueño, pero si se conserva suficientemente bien, nuestro siguiente paso será reconstruir el genoma completo a partir de este fragmento. Creo que en el futuro describiremos los organismos que descubramos más por su ADN que por su apariencia", relata Svante Pääbo. ¡Nos adentramos en una nueva era en el estudio de la evolución humana!
