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Joaquín Rábago

Trump crea escuela en Europa

El triunfo del populismo más descarnado

El presidente más cínico, ignorante y narcisista de la historia de Estados Unidos parece crear escuela en Europa.

Su feroz egoísmo nacionalista encuentra cada vez más epígonos en la que llamamos, no sin cierta nostalgia, la " Europa de los valores".

El altruismo, la solidaridad, la empatía, la hospitalidad y otras virtudes cívicas que convierten en vivible una sociedad están también entre nosotros en caída libre.

Triunfan por todas partes sólo sus antónimos: el individualismo, la codicia, el darwinismo social, la más descarnada y anglosajona competencia.

Lo vemos una vez más estos días con motivo de la polémica estallada entre los Estados miembros de la UE y en el seno de los propios países sobre qué hacer con los inmigrantes que nos llegan en su huida de la miseria o de las guerras.

Acusan los gobiernos del Sur a los del norte y el centro de Europa solos con un problema que preocupa cada vez más a sus poblaciones y que debería -y tienen razón- ser de todos.

Mientras tanto, políticos sin escrúpulos, acostumbrados a pescar en río revuelto, no dejan de agitar el miedo irracional al que llega de fuera, al inmigrante.

El aumento de la delincuencia, el peligro terrorista, la depreciación salarial, los recortes aplicados por los gobiernos a los servicios públicos: de todo se echa la culpa a la inmigración incontrolada.

Dice el socialista francés Pierre Moscovici comisario de Economía de la UE, que "hace falta en Europa encontrar un equilibrio entre solidaridad y responsabilidad".

Hermosas palabras que no cuesta nada decir a un político como él y que denotan, es cierto, aquello de lo que carece cada vez más Europa.

Insolidaria en lo social, pero también en lo económico: en la forma de afrontar con empatía y generosidad entre todos los graves desequilibrios que genera la moneda común.

Cuando más falta haría avanzar en la integración para corregir esos desequilibrios, más trabas ponen los países beneficiados, que acusan al resto de querer seguir endeudándose a su costa.

Es ésa la Europa que estamos construyendo.

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