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La hora de Anquela

El reto del técnico de gestionar una gran plantilla, con Alanís como guinda

La selección mexicana tiene casi seis millones de seguidores en Twitter. Seis Asturias. 27 Oviedos. El martes, cuando Alanís fue por fin azul, el escudo del Oviedo a tope en un tuit.

Uno TV, Televisa, ESPN, periódicos, radios, webs... Medios con millones de usuarios abriendo en "prime time" con el fichaje del central por delante, por ejemplo, de CR7. Avalancha de peticiones de entrevistas llegadas al club. El Oviedo, Oviedo, historia del club y de la ciudad en los escaparates más privilegiados de un país con 130 millones de personas. Más de tres Españas.

No sé (ni yo ni la mayoría de futboleros aquí) cómo juega Oswaldo Alanís más allá de los siempre agradecidos vídeos de Youtube. Veo su trayectoria (internacional con México 23 veces -con la de ayer- y cinco títulos) y leo en este diario lo que dicen quienes le conocen, por ejemplo Chepo de la Torre, y da para hacerse una idea: central listo, fuerte personalidad y de pie afinado. Buena salida de balón, lo que escasea en la zaga azul.

En cualquier caso, el campo dirá. El fútbol está lleno de sorpresas. De momento se sabe, se siente, que es un fichaje de impacto galáctico. Con Esteban y Michu, el de mayor relumbrón de la era Carso. El acuerdo tuvo su miga. Trabajo a fuego lento aquí y a allí y el impagable poder de la marca Slim. No es casualidad que, ayer, César nombrase a Arturo Elías en la presentación, 29 personas en la sala y 11 minutos y 48 segundos al micrófono Alanís, que dijo seis veces la palabra "compromiso". Por si las moscas.

Ahora le toca Anquela, foco en España y en México. Le toca a Anquela ya no solo sacarle partido a Alanís sino a una plantilla con chicha, compensada y con alternativas. La mejor en tiempo, según pálpitos del oviedismo. Acaba el mercado. El Oviedo fichó mucho, rápido y bien. Alanís es la guinda. Ahora el gran reto lo tiene el técnico. Lo sabe y no le asusta, bueno es él. Por ahora va bien, pero queda mucho. A ver.

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