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Sol y sombra

Los delitos de odio

La irresponsabilidad debe ser igual ante la ley, la banalidad no exime

La Fiscalía plantea que el delito de odio en internet no lleve siempre a la cárcel o se castigue con penas alternativas. Me parece bien que no se actúe de modo desproporcionado contra cualquier deposición por inapropiada que resulte cuando parte de un simple idiota que va por libre en vez de provenir de un grupo organizado que dicta sentencias contra los demás. Efectivamente, hay que aprender a distinguir entre lo que es libertad de expresión, por repugnante que sea, y las amenazas.

Lo que no me parece bien es que el delito de opinión en las redes sociales se castigue menos que en el papel impreso por considerar que la banalidad internauta exime de responsabilidades a quienes practican el odio hacia otros expresando sus ideas. Con ello no estoy pidiendo ligereza o falta de rigor en los periódicos, que en las actuales circustancias están obligados éticamente a actuar como contrapeso del hedor que emanan las alcantarillas de la desinformación. No, lo que quiero decir es que la irresponsabilidad debería ser igual ante la ley ahora que se plantea una modificación del Código legal.

El odio, por regla general se basa en el miedo y la manipulación cada vez más extendida gracias a las nuevas tecnologías. Parecemos obsesionados por la verdad en un momento en que la mentira resplandece. La historia reciente de la verdad, como escribe el filósofo y ensayista uruguayo Roberto Blatt, tiene poco que ver con la pasada. Aquella era una aspiración universal y objetiva basada en las evidencias y en los hechos, esta se sustenta en las opiniones, sobre todo las propias, que muchas veces se utilizan como tapadera de esa libertad expresiva que conduce a propagar el odio.

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