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Humanismo empresarial

La convergencia entre la economía circular y la transformación digital

Si nos preguntasen cuál ha sido el periodo más fructífero de nuestra civilización, muchos de nosotros responderíamos, recordando las lecciones de Historia de nuestro bachillerato, que sin duda el Renacimiento ha sido uno de los periodos más intensos, tanto desde el punto de vista de las artes, como de las ciencias, y en definitiva, del avance de nuestra sociedad.

Si analizamos qué hizo de especial este periodo, además de innumerables factores que voy a obviar (este artículo no tiene fines históricos), hay un concepto que al menos en mi caso me resuena especialmente, y que es "convergencia". Convergencia de artes y ciencias. De diferentes disciplinas, tanto en individuos concretos como en instituciones, que ha sido fuente de innovación al abordar las ciencias desde una perspectiva artística y las artes desde una visión científica. Y a partir de aquí, son innumerables las pruebas que la Historia nos ha dado sobre cómo la convergencia de disciplinas y enfoques constituye una fuente de innovación en todos los campos.

Pues bien, creo que actualmente estamos en un momento de la Historia con un potencial de impacto mayor si cabe que en el Renacimiento. Resulta obvio que la tecnología ha impregnado el mundo y está cambiando día a día nuestra forma de vida. Pero al mismo tiempo, es evidente también que el modelo económico con el que hemos alcanzado el progreso actual está ocasionando un impacto sobre el medio ambiente que es preciso frenar y revertir. El consumo indiscriminado de materias primas y energía para producir nuestros bienes de consumo, unido a la enorme generación de residuos, que durante décadas no ha sido planificada, hace que ninguna proyección en el tiempo sobre el medio ambiente conceda viabilidad a continuar con el modelo productivo y económico que tenemos actualmente.

No hay duda de que como individuos todos afirmamos nuestro interés y conciencia por preservar el medio ambiente. El problema surge cuando se trata de adquirir compromiso y concretar en acciones y cambios que impliquen un comportamiento diferente, en que necesitamos incentivos tangibles para materializar esos cambios y pequeños detalles que acaban marcando la diferencia. Adquirir conciencia también es importante, dado que a menudo tendemos a infravalorar nuestra responsabilidad, pensando que "eso es cosa de otros que contaminan más" o "a mí eso no me afecta".

En el ámbito de las empresas ocurre de forma parecida. Leyendo informes de responsabilidad social corporativa de las compañías no hay duda del compromiso de muchas de ellas con la sostenibilidad medioambiental, e incluso una gran parte dispone de agendas medioambientales que incluyen "voluntariados para la plantación de árboles" o actividades similares.

Sin embargo, por desgracia, esto no es suficiente. Necesitamos ir más allá. Al igual que en el ámbito de la tan mencionada "transformación digital", no basta con crear una app móvil, tener una tienda online y tener presencia en redes sociales y detalles "cool" para estar a la última. Aquellas empresas que realmente apuestan por las oportunidades que ofrece la tecnología están abordando el cambio en tres dimensiones:

-En su modelo de relación con el exterior: principalmente hacia sus clientes, pero también con socios, reguladores y resto de entidades externas. En el modelo de negocio y creación de nuevos productos.

-En su interior: automatizando procesos e integrando información que permite tomar mejores decisiones analizando de forma cruzada datos de ámbitos que hasta ahora se trataban como silos de información. Dando facilidades de telepresencia a sus empleados. Integrando a proveedores en sus sistemas de información. Y en definitiva, aprovechando las ventajas que la tecnología ofrece para mejorar las operaciones y procesos internos de la compañía.

-En sus empleados: en el cambio de cada uno de ellos y el vencimiento de sus "hacer las cosas porque sí" sino atendiendo a su para qué.

Inmersos como estamos en todos los sectores económicos en el tan mencionado proceso de "transformación digital", es donde surge ante nosotros la oportunidad de converger y cruzar perspectivas y disciplinas. Es momento para que aprovechemos el proceso de transformación para que ésta no sea solo digital, sino también sostenible. No estoy hablando de cómo las tecnologías digitales pueden ayudar a mejorar el planeta, que también (aunque eso puede dar lugar a otras reflexiones). Estoy hablando de "humanismo empresarial", y de cómo es momento de, aprovechando que estamos poniendo nuestras empresas "patas arriba" para digitalizarlas, ver cómo además podemos contribuir a la mejora de nuestro medio ambiente y de esta forma, conseguir ventajas adicionales.

Son muchas las técnicas y metodologías que en procesos de innovación, transformación y reingeniería se utilizan (Lean, Design Thinking, VoC, etc) para mejorar la eficiencia de los procesos, para mejorar la experiencia de nuestros clientes, para reducir los tiempos de desarrollo y fabricación de productos, y un largo etcétera. En cambio, ¿cuántos son los procesos de transformación en los que una de las dimensiones de análisis es el índice de sostenibilidad? Ya no estoy hablando de hacerlo solo por el planeta, sino por los beneficios que puede traer a nuestras empresas, analizando el proceso de transformación digital desde la óptica sostenible, y viceversa, prestando atención a cómo nuestro proceso de transformación digital puede traer beneficios para nuestro entorno. Repasando los tres ámbitos de transformación antes mencionados:

-En el ámbito externo de la empresa, revisando su modelo de proveedores y cómo de comprometidos están con la sostenibilidad. Revisando además las materias primas en busca de fuentes alternativas y diversificación. Y también hacia los beneficios que esta responsabilidad puede ofrecer a la imagen de marca hacia los clientes. Incluso también es necesario tener en cuenta el acceso que este tipo de iniciativas puede conceder a los cada vez más numerosos y cuantiosos programas subvencionados por las instituciones europeas y del resto de ámbitos administrativos.

-En el ámbito interno, mejorando la eficiencia del modelo de operaciones considerando por ejemplo la disminución de los residuos a partir de un diseño de producto que integre el proceso de fin de la vida útil, o bien aspectos ya más comunes como la implantación de políticas de reducción del consumo de papel, o la disminución de la huella medioambiental que el desplazamiento diario de los empleados genera mediante el fomento del teletrabajo o la apuesta por la utilización de medios de telepresencia, reduciendo la necesidad de viajes.

-En el ámbito de la cultura de la empresa, en el que la responsabilidad con el entorno pase a formar parte del ADN de la empresa y sea tenida en cuenta en la toma de decisiones, tanto a nivel individual como colectivo.

Así pues, es momento de aprovechar esta oportunidad. Reflexionemos sobre el alcance del impacto en nuestras organizaciones, e incluyamos la variable "sostenibilidad" no como un añadido, sino como un eje más de nuestro modelo estratégico, táctico y operacional cuyos efectos serán sinérgicos y multiplicadores del resto de iniciativas que podamos llevar a cabo en el ámbito de la transformación digital en nuestras organizaciones.

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