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Vicente Montes

Apuntes de mecánica política

Vicente Montes

Conjuro a la "carbonofobia"

El PSOE se escuda en la supuesta defensa del carbón autóctono, de impacto testimonial, para evitar cuestionar las decisiones que abocan al cierre de las térmicas

El secretario general de la FSA, Adrián Barbón, ha recibido el aplauso de los alcaldes mineros por su encendida defensa para que el carbón autóctono goce de los mismos privilegios fiscales que el gas natural en el nuevo decreto energético del gobierno de Pedro Sánchez. Pero ese es un matiz político (de calado para los socialistas), de escaso recorrido económico. El peso del carbón autóctono es testimonial en el mapa energético español; salvarlo es una victoria pírrica.

Lo hemos visto con el reciente decreto de eficiencia energética de la ministra Ribera y la retirada del céntimo verde al gas, abaratando así la generación de estas centrales frente a las del carbón, que se ven penalizadas. ¿Sirve de algo retirar esa tasa del carbón autóctono cuando el que queman las térmicas asturianas es de impotación? Sólo sirve como puro maquillaje y estrategia política.

La verdadera disputa está en el carbón importado, para así evitar una escalada de los precios de la electricidad que lastre la competitividad de las empresas asturianas. Y además, en Asturias la clave está en conseguir que una reducción inmediata de las importaciones de carbón no hunda al puerto de El Musel en sus tráficos ni dañe a las empresas que subsisten gracias al transporte. Es eso lo que está en juego.

El plan de descarbonización de la ministra Teresa Ribera sigue adelante de forma implacable. También continúa la exigencia de la UE de que antes de final de año los pozos mineros no rentables acaben cerrados.

Mantra de salvación

Ante estas premisas, los socialistas tratarán de salvar los muebles que puedan, y hay uno imprescindible: la idea de que se defiende a las comarcas mineras, histórico bastión socialista. De ahí que el apellido de "autóctono" al referirse al carbón vaya a convertirse en el mantra de salvación del PSOE, aunque a la postre sólo tenga un valor totémico, una forma de conjurar el sentido real de las decisiones que está tomando el gobierno de Pedro Sánchez y que cuentan con el rechazo claro de los gobiernos autonómicos que ven peligrar su economía por la excesiva "carbonofobia" de la ministra Ribera.

Sin ir más lejos, el mejor escenario para el PSOE ante el carbón autóctono sería el de salvar el futuro de un pozo de Hunosa (siguiendo el plan que ya había dejado señalado el PP de manos de la directora de la empresa Teresa Mallada) y liberar de tributos penalizadores al carbón asturiano, que podría destinarse a la térmica de La Pereda, que apenas representa un 10 por ciento del abastecimiento energético asturiano.

Aunque el discurso que mantienen la FSA no guarda directa relación con el argumento del Ejecutivo autonómico, sí tiene un sentido simbólico. Las comarcas mineras han sido un granero de votos para el PSOE y el objetivo es trasladar el mensaje de que los intereses locales se preservan.

Es cierto que el carbón está condenado a desaparecer porque así lo marcan las tendencias para frenar el cambio climático; pero los movimientos de Ribera no hacen sino acelerar esa muerte, dando ahora razones sobradas para que las empresas térmicas dejen de invertir en tecnologías a sabiendas de que la guillotina está sobre su cuello, y que aquellas que han invertido para recortar las emisiones se vean igualmente penalizadas. Los socialistas prevén un próximo acuerdo sobre el carbón: habrá que ver si es maquillaje o una decisión de fondo.

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