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Francisco L. Jiménez

Análisis | La nueva dialéctica del colectivo obrero

Francisco L. Jiménez

El tuit jubila la verborrea sindical

El sindicalista José Ángel Fernández Villa, ahora caído en desgracia, enardecía a los mineros con peroratas interminables, discursos trufados de épica y apelaciones a la memoria histórica. De la mina al metal, en décadas pasadas abundaron en Asturias sindicalistas contagiados de la verborrea mitinera, fruto, probablemente, del difuso trazado que tenía entonces la frontera que delimita la esfera de lo sindical y de lo político. La internacionalización de la economía propició especímenes sindicales expertos en el uso de la jerga económica y usuario de palabras ignotas para el común de los mortales como "know how", "EBITDA" o "management".

Con el estallido de la crisis económica, el grueso del ejército sindical se guareció en los cuarteles de invierno y menguaron las ocasiones en las que los representantes de los trabajadores toman la palabra en público. En paralelo, las modernas tecnologías de la comunicación se introdujeron en nuestras vidas y empezaron, casi sin que nos diéremos cuenta, a cambiar nuestra forma de expresarnos. Uno de los ejemplos recurrentes es la generalización de las cuentas de Twitter como herramienta de comunicación a las masas: he ahí el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciando el pasado miércoles el cese del fiscal general, Jeff Sessions, en la red social del pajarito que limita los mensajes a solo 280 caracteres. ¿Para qué mas?

Con la mayor cantidad de información de la historia de la Humanidad disponible a golpe de click -esto es, perdidos en un mar de datos- y conscientes de la tiranía del mando a distancia que gobierna los televisores, los "coachs" de la comunicación redoblan sus esfuerzos para que cualquier personas con exposición pública, ya sea político, directivo empresarial, deportista o "influencer" comunique de forma clara, breve y atrayente lo que quiere decir.

Volviendo al ámbito de lo sindical, estos días ha visitado Avilés el carismático líder siderúrgico de origen español Édouard Martín, catapultado a la condición de "héroe de la clase obrera" por el papel que jugó en 2012 en la lucha de los trabajadores de los hornos altos de Florange (región de Lorena) para evitar el cierre de la instalación, propiedad de la familia Mittal.

Martin es considerado un usuario avanzado de lo que debería ser la nueva forma de transmitir el discurso sindical: telegénico, creíble, elocuente, emocionalmente expresivo, capaz de taladrar la cámara con su mirada y persuasivo. Ha llegado a confesar que pulió su dialéctica "mirando los telediarios". Así se dio cuenta de que para captar la atención -y la simpatía- del gran público en apenas un minuto de tiempo tenía que decir "frases claras y muy cortas". Y ha hecho de esa habilidad un arte.

Salvando las distancias, la crisis desatada por el anuncio de cierre de la fábrica avilesina de Alcoa ha permitido comprobar estos días que el "estilo Martin" tiene aventajados discípulos en Avilés. Ha sido comentado entre los profesionales de la comunicación que siguen la actualidad informativa de Alcoa la capacidad de síntesis y la concisión de los mensajes que lanzan los tres portavoces sindicales del comité: José Manuel Gómez de la Uz (CC OO), Daniel Cuartas (UGT) y Sergio Sobrido (USO).

Sea innato, premeditado o fruto del aprendizaje, los tres líderes sindicales de Alcoa se han especializado en "hablar con tuits"; entiéndase: dos ideas como máximo por alocución, nunca una intervención más larga de un minuto y ante las preguntas, respuestas claras, sin rodeos, directas como un puñetazo al mentón. El jueves, en la cabecera de la manifestación que recorrió las calles de Avilés para exigir la continuidad de la fábrica, De la Uz, Cuartas, Sobrido y los secretarios generales de Industria de sus respectivos sindicatos despacharon a una docena de medios de comunicación en cinco minutos dando hasta cuatro titulares: "vamos a reventar Avilés", "el Gobierno será insensato si obvia este clamor", "urge la constitución de una mesa tripartita para salvar la fábrica" y "estamos aquí por Alcoa y por toda la industria asturiana". Sin circunloquios, sin retórica, entendible para el común de los receptores del mensaje. Bienvenida sea la nueva prosa sindical, descanse en paz la verborrea improductiva.

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