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Todo armisticio arrastra sus bajas. Era evidente que cauterizar las heridas en el PSOE asturiano no iba a ser fácil. El cese de Carmen Eva Pérez como portavoz adjunta parlamentaria era uno de los costes sobre la mesa y de hecho su puesto ya estaba en entredicho. Fue una de las más fieles a Javier Fernández y de las máximas defensoras de una candidatura de confrontación a las primarias contra Barbón. Su dimisión tiene un punto de dignidad antes de acabar orillada, sabiendo que sus posibilidades de futuro eran escasas. La FSA trata de coser el partido (aquella expresión tan asociada al Presidente), pero siempre en la costura termina habiendo retales sueltos. Es obvio que Marcelino Marcos Líndez, portavoz en la Junta del PSOE, ha recibido ya su pespunte, pero quizás debió haber liderado su equipo hacia esa transición sin que se deshilachase.

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