Feten es fetén, guay, genial, chachi piruli. Nadie ha hecho más por la promoción del teatro infantil y juvenil en esta región que un animoso grupo de trabajadores de la Fundación Municipal de Cultura, al mando de Marián Osácar, que llevan más de un cuarto de siglo llenando cada mes de febrero las calles y los escenarios de Gijón del noble arte de las tablas.
En un momento de "fake news" y de espectáculos chabacanos con banda sonora de ruido digital en el que preocuparse de la cultura se antoja un drama, cuando no una tragedia, en un momento de políticas culturales de opereta a las que parecen haber abandonado las musas para caer en brazos de gorgonas, Feten nos congracia con lo clásico, que acaba siendo lo más moderno.
La vigésimo octava edición de la Feria Europea de Artes Escénicas para Niños y Niñas va camino, un año más, de pulverizar todos sus récords anteriores. La organización ha contabiliza durante los últimos meses 840 propuestas procedentes de 27 países interesadas en formar parte del cartel del festival a finales de febrero de 2019. El éxito se trabaja, no llega caído del cielo. Y el trabajo en equipo, sin personalismos, siempre obtiene mayor rédito.
Si dentro de unos años el público asturiano que acude al teatro lo hace con más frecuencia y sensibilidad o resulta más entendido en el reconocimiento del hecho escénico se deberá en gran medida a la labor esencial de un equipo de funcionarios del Ayuntamiento de Gijón que se ha preocupado en programar, camino ya de tres décadas, educación teatral y buen gusto entre varias menudas generaciones de esta región.
