En una de las últimas entrevistas que Juan Cueto concedió a este periódico, hace ya unos años, le pregunté, en el salón de su piso soleado frente al Muro desde el que se veía cada martes y jueves entrar y salir de El Musel el barco de la autopista del mar, si se puede hacer nueva política con políticos viejos. El veterano intelectual respondió que no sólo políticos viejos, sino además políticos ya gastados en muchos casos. Se trata de gente antigua con mentalidad antigua. Se refería, entonces, al gobierno regional de Cascos.
Cueto siempre se mostró crítico, sin necesidad de recurrir a la virulencia, con las políticas rancias, las que han llevado a Asturias al postramiento. Aquel día dijo, sabiamente, que una cosa es ser conservador y otra distinta es mantener actitudes obsoletas, extraviadas de siglo. Han pasado unos años de aquella entrevista y a la misma pregunta seguramente Cueto ofertaría una respuesta similar. Con el agravante de que sus palabras se habrían tornado más ácidas, presas de un mayor hastío.
En vísperas de unas elecciones autonómicas que se antojan cruciales para el futuro de esta región, hay que apostar, como Cueto entonces, por dirigentes que estén de acuerdo con al menos cuatro ideas de las que gobiernan el siglo XXI: la innovación, el conocimiento, la complejidad, las nuevas tecnologías? Hay que desterrar de una vez el obstruccionismo, finiquitar gobiernos que reman hacia atrás. Olvidarse de conservadores que sólo quieren conservar lo viejo y progresistas que cerraron las puertas al progreso.
