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A dieta de dramas

La fuerza de los hechos mata la mentira que reaviva el totalitarismo

Vivimos una era "de hechos alternativos, mentiras y flagrantes falsedades", dice Bill Gates. Y sólo los hechos pueden contrarrestar esta epidemia de dramatización de la realidad que nos conduce a la radicalidad tribal y la quiebra democrática. Por eso, como vacuna contra semejante peste, Gates regaló el libro "Factfullness" a todos lo que se graduaron la pasada primavera en Estados Unidos. Los hechos curan, sostiene el autor de "Factfullness", escrito por Hans Rosling, médico y estadístico sueco recientemente fallecido, nombrado en 2012 por la revista "Time" como una de las 100 personas más influyentes del planeta.

Gates reconoce que "Factfullness", un superventas en la lista de "The New York Times", es uno de los libros que más le han influido. Pero, ¿qué cuenta? En esencia, que el mundo no es tan horrible como pensamos, ni va tan mal como nos cuentan, y que si nos desprendemos de los prejuicios instintivos que aplicamos al analizar la realidad y nos atenemos a los hechos, adquiriremos una nueva perspectiva: veremos que aún hay un camino hacia el progreso. Los análisis estadísticos que presenta en el libro corroboran esa teoría: la esperanza de vida crece, el hambre en el mundo y la mortalidad infantil se reducen?

Rosling insiste en que "tenemos que aprender a controlar nuestra ingesta de drama". Para ello tenemos que aprender a desprendernos de un puñado de reacciones instintivas "que ayudaron a nuestros antepasados a sobrevivir en pequeños grupos de cazadores recolectores". "Nosotros anhelamos azúcar y grasa, que solía ser una fuente de energía para salvar vidas cuando los alimentos escaseaban. Por eso hoy esos antojos hacen que la obesidad sea uno de los mayores problemas de salud a nivel mundial", escribía Rosling en "The Guardian", en un artículo de resumen de sus postulados. Y añadía: "De la misma manera, nos interesan los chismes y las historias dramáticas, que solían ser la única fuente de noticias de información útil. Este deseo de drama causa ideas erróneas y ayuda a crear una cosmovisión sobredramática". El temor a lo malo nos protegió durante miles de años. Hoy, según Rosling, nos está haciendo mucho daño. Si crees que realmente vienen los bárbaros, pedirás que alguien levante un muro.

Tenemos que controlar nuestra ingesta de drama porque por esa puerta se cuela la mentira, la fabulación, la teoría interesada de la conspiración, la propaganda, la "posverdad" política: "Recuerde que los medios de comunicación y los activistas dependen del drama para captar su atención. Las historias negativas son más dramáticas que las positivas, y lo sencillo es construir una historia de crisis a partir de una caída temporal sacada de su contexto de una mejora a largo plazo", escribe el autor que Gates tanto recomienda para salir de la selva de falsedades que gentes como Trump, Putin o, más cerca, Vox riegan para hacer crecer un nuevo totalitarismo. Y contra eso, el hecho, el dato, "la comprensión como fuente de paz mental". Para ello, para iniciar esta necesaria desintoxicación, es muy probable que el doctor Rosling recetase, de mano, suprimir cualquier ingesta de redes sociales, fuentes tóxicas de todos los dramas posibles. Y además, a diario, una inyección de periodismo puro, del bueno, del necesario: aquel edifica perspectivas sólo a partir de esos ladrillos transparentes y duros como diamantes que son los hechos.

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