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Sol y sombra

Felón es una broma

En un país como este dos manifestaciones, una frente a otra, han sido el presagio de una guerra civil. Por mucho que el mundo haya avanzado en otra dirección no resulta del todo apocalíptico pensar que eso puede volver a suceder en una situación tan polarizada como la que vivimos. Unos españoles se echan a la calle para protestar por la política inútil e inoportuna del Gobierno de iniciar un diálogo imposible proporcionando concesiones difíciles de explicar a unos golpistas, en vísperas de ser juzgados por rebelión contra el Estado. Una parte de la oposición que promueve las concentraciones ciudadanas para reclamar la convocatoria de elecciones proclama la "humillación" española como leitmotiv. Pero es un error caer en el romanticismo patriótico, porque hay razones y argumentos constitucionales y democráticos suficientes como para rebelarse contra Sánchez sin necesidad de llamarlo "felón" y "traidor", por mucho que haya traicionado el principio elemental de un jefe de Gobierno de España, que consiste en mantener la integridad del país que recibió.

En primer lugar, que decida prescindir del Parlamento para negociar un acuerdo presupuestario y sobre el futuro de España en una discusión bilateral donde los interlocutores exigen el derecho de autodeterminación para aprobar las cuentas. En segundo, que sea un Gobierno en flagrante minoría el que lo haga en vez de convocar elecciones después de haber cubierto el trámite de expulsar a Rajoy por corrupción. ¿Cómo es posible que alguien se pueda proponer un nuevo dibujo del país con los separatistas tras obtener los peores resultados electorales de su partido? ¿Qué grado de vanidad embarga a Sánchez para llevar a cabo una operación de este calado sin la suficiente legitimidad democrática?

No es un felón, como proclama la carcundia. Mucho peor, es un personaje que se pasa la democracia por el forro. Y, además, se permite tachar a sus detractores de radicales. Como si no fuera radicalismo ponerse a negociar el el porvenir del país con los supremacistas que lo quieren erosionar.

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