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Eloy Méndez

Pase al hueco

Eloy Méndez

Nunca lo sabremos

El peso añadido de José Alberto y la eclosión final de Djurdjevic

Nunca sabremos cómo estaría el Sporting a estas alturas de la película si Miguel Torrecilla no se hubiera empeñado en que Rubén Baraja iniciara la temporada como técnico rojiblanco a pesar de que había dado sobradas muestras de haber perdido el control de la plantilla antes y durante la promoción de ascenso de la pasada campaña, tras una histórica racha de triunfos. Lo que sí conocemos a ciencia cierta es que José Alberto nunca fue ni por asomo la opción del director deportivo para el banquillo porque en verano le dejó ir a negociar a Soria una salida y porque en otoño se resistió a nombrarlo hasta que El Molinón lo pidió a gritos mirando al palco. Así que es totalmente veraz asegurar que el autoproclamado "gestor de personal humano" acierta cuando rectifica, aunque sea a la fuerza.

Porque el entrenador del pueblo no sólo ha conseguido insuflar espíritu a un grupo inánime sino que ha soportado desde noviembre el peso de ser el único generador de ilusión, debido a la falta de referentes en el campo (con la honrosa excepción de Diego Mariño, nunca lo suficientemente ponderado). Una carga añadida que, al fin, se ha visto aliviada en las últimas semanas con la eclosión de Djurdjevic. El delantero serbio, que ha demostrado una incuestionable entrega incluso durante su larga sequía goleadora, se está ganando a pulso el papel de protagonista, aunque sea cuando quedan dos meses para que acabe la competición. Ahora, además de pundonor pone goles, ayudado por la llegada de Álex Alegría y por el juego directo de un equipo que cede la posesión del balón de forma clamorosa incluso como local (ver el partido ante el Granada). De su mayor o menor fortuna dependerá el desenlace de este año tan extraño.

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