Juan Vázquez, candidato de Ciudadanos al Principado, ha dicho con respecto a los ganaderos que imagina una Administración dispuesta a no complicar la vida con trámites burocráticos innecesarios. Todos y cada uno de los aspirantes deberían suscribir un compromiso para acabar con los obstáculos y dar facilidades en los ámbitos productivos de la región. Ello sería una manera de justificar como es debido la gestión autonómica tantas veces en entredicho por el coste que supone y las escasas ventajas que ofrece. Se trata de acercar las administraciones más próximas a los ciudadanos, no de poner un muro impidiendo que prosperen sus vidas y sus negocios. Esto que a simple vista parece sencillo es probablemente el aspecto que más desespera a los administrados, separándolos de sus administradores.
En el caso del Principado al asturiano no se le ayuda permitiéndole que puede expresarse en bable ante la Administración pública. No lo necesita. Pero, en cambio, sí necesita que la Administración pública se exprese con diligencia en los asuntos que requieren fluidez y no demorarse víctimas un atasco perpetuo. Lo que Vázquez reclama para los trámites de los ganaderos en el campo sirve para cualquier otra esfera pública. El compromiso político de no entorpecer debería situarse por encima en importancia de cualquier otro. Aportar soluciones a los grandes problemas estructurales de la región igual resulta demasiado exigente para quienes tienen la misión de representar a los asturianos en las instituciones regionales y locales, pero es razonable pedir que no contribuyan, al menos, a empeorar las cosas. Imaginarse que todo pueda ser distinto es la obligación de Vázquez.