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Abrazo fraterno mientras todo se encona

Las exigencias de ERC amenazan el preacuerdo de Sánchez e Iglesias y Abascal se frota las manos

Sánchez e Iglesias escenifican su plan para desbloquear la política, mientras Tsunami Democràtic bloquea infraestructuras críticas para forzar al Gobierno a sentarse y hablar ("sit and talk"). Sabemos de qué quieren hablar. No les será concedido. ¿Qué propondrán a continuación, bloquear el puerto de Barcelona con una masiva travesía a nado? ¿O boicotear al Madrid en el clásico del próximo 18 de diciembre, por ejemplo cambiando en el último momento las elásticas blancas por "samarretes grogues"?

A un lado los chistes, ¿a quién benefician las acciones noviolentas de Tsunami, que son la variante sediciosa de la pacífica "revolución de las sonrisas"? Pues a Torra y a Abascal, claro. Y quizá más a Abascal que a Torra, porque, de los dos, es el líder de Vox el que tiene proyección política, y la cosa va para largo. Rajoy montó una fábrica de independentistas, pero Torra, los CDR y Tsunami producen votos ultras que te cagas. Bien lo saben Sánchez e Iglesias, firmantes del pacto político más rápido de la historia, que deberían haber intitulado: "Que viene el lobo".

Aragonès (ERC), decidido a sostener a Torra hasta que bajárselo no le acarree, como a Rufián, el insulto de "botifler", pedía ayer "no aflojar" en las movilizaciones, para forzar "una mesa de diálogo y negociación". Pero en el preacuerdo de Sánchez e Iglesias (abrazo fraterno, todo queda olvidado) consta que la búsqueda de una "fórmula de entendimiento y encuentro" para Cataluña será "dentro de la Constitución" o no será, lo que supone todo un avance desde aquella eufemística referencia a la Carta Magna, como "marco jurídico vigente", de la Declaración de Pedralbes (diciembre de 2018). Y tiene la gracia añadida de llevar la rúbrica del líder de Unidas Podemos, abiertamente favorable (hasta el abrazo) a la convocatoria de un referéndum de autodeterminación.

¿Cuánto tardará en decaer la lealtad garantizada a Sánchez en el preacuerdo si la investidura del líder del PSOE como presidente del Gobierno (y, por añadidura, de Iglesias como vicepresidente) depende de la abstención de ERC, que, para ceder sus 13 escaños, exige diálogo sobre el monotema (es decir, monólogo)?

Tómese nota ahora de esta escena, ocurrida el martes. Un camionero retenido en La Jonquera, encarándose con los bloquistas "indepes", hace el saludo fascista y grita "Viva España". Un bloquista, increpándole a cara descubierta, le invita airadamente a marcharse de Cataluña, mientras otros, de burla, también gritan "Viva España". Al fondo, unos encapuchados aplauden al transportista y le jalean: celebran su gesto, que es síntoma de que el fuego se propaga y el enfrentamiento se encona, si cabe, aún más.

¿De verdad puede evitarse una tercera convocatoria electoral, que dispararía de nuevo la representación de Vox, si ERC niega a Sánchez su respaldo? Sí: echándose los socialistas en brazos del PP. Demoliendo el preacuerdo suscrito con Iglesias. Muriendo en el intento.

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