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La importante presencia asturiana en el Real Colegio de Cirugía de Cádiz

Los centros para formar cirujanos cambiaron las enseñanzas médicas en España

Contexto histórico. Hasta mediado el siglo XVIII la Cirugía española estaba en un estado lamentable. Como reflejan dos cirujanos asturianos en un texto emblemático que seguidamente comentaremos, los cirujanos de entonces "eran un cierto número de hombres sin estudios, que exponían en los pueblos la vida del honrado Labrador, y la suerte de su inocente familia: en las Armadas y Exercitos hacían mas estrago, que el plomo, y acero de los enemigos". Esta situación experimenta un cambio radical con la creación de los Reales Colegios de Cirugía (R.R.C.C.): el primero de ellos en Cádiz para formar cirujanos para la Armada (1748), el segundo en Barcelona para cirujanos del Ejército de Tierra (1760) y el tercero en Madrid para cirujanos civiles (1787). El impulsor de estos centros ha sido Pedro Virgili, cirujano militar catalán formado en Francia, con la ayuda inestimable del Ministro de Marina (Marqués de la Ensenada), y la muy favorable acogida del Rey Fernando VI. Previamente el cirujano Juan Lacomba y el ministro Patiño habían concebido esta idea que trasladaron a sus sucesores.

La formación en los R.R.C.C. era muy completa tanto en Medicina como en Cirugía con alumnos en régimen de internado y bajo un régimen militar. Tal fue el éxito de estos centros que las Facultades de Medicina, bastante desprestigiadas en aquel entonces, decidieron unificarse con los Reales Colegios dando lugar a las llamadas Facultades Reunidas de Medicina y Cirugía. De ahí el obsoleto título de Licenciado o Doctor en Medicina y Cirugía, hoy superado ya que la Cirugía es una rama de la Medicina y no algo separado de ella.

El impacto que la creación de los R.R.C.C. tuvo en Asturias pasa, como no, por la celda del Padre Feijoo: en la dedicatoria al Rey Fernando VI del tercer tomo de las Cartas Eruditas, y refiriéndose a la creación de Escuelas, refiere: "vemos crear una de Cirugía, debajo de la dirección del célebre Maestro Pedro Virgilio, de cuyo Arte había tanta necesidad en España".

Exponemos de forma muy resumida la extensa lista de asturianos formados en este Real Colegio.

José Fernández. No se conocen fecha y lugar de nacimiento pero la autoridad de Carlos González Posada permite afirmar que era asturiano y que se formó en Cádiz en los inicios de aquel centro. Fue becado a París donde permanece desde 1751 a 1754 bajo la dirección del prestigioso maestro François Morand y con el encargo de traer instrumental moderno para los hospitales españoles y su conservación. Su vida profesional discurre totalmente en Madrid, primeramente en el Hospital de San Fernando, del que fue su último director, y después en el ya Hospital de San Carlos. En 1756 estaba en Cádiz a lo que parece preparando, por encargo de Virgili, el llamado plan de Cirugía, que no se refiere a plan de estudios sino al funcionamiento de las unidades de hospitalización. Ha sido además Primer Cirujano de Cámara de Carlos III y presidente del Real Colegio de Barcelona de 1774 hasta 1775 (no era necesario residir en esta ciudad) año de su muerte.

Diego Velasco La Villa. Nacido en San Mamés, (Villaviciosa) en 1730, ingresó en el Colegio de Cádiz en 1755 y concluyó los estudios en 1758. Su destacada aplicación hace que al terminar los estudios fuese becado a París donde permaneció hasta 1762 bajo la dirección del gran cirujano Henri Le Dran. Tenía el encargo, además de consolidar su formación, de traer instrumental quirúrgico y, sobre todo, de escribir un texto para uso de los R.R.C.C. lo que hace junto con su paisano Francisco Villaverde que seguidamente comentaremos. A su regreso es nombrado Ayudante Consultor del Ejército y Maestro de Cirugía (equivalente al actual Catedrático) del Real Colegio de Barcelona donde permanece hasta su muerte en 1780. Durante su estancia en Cádiz había tenido a su cargo la formación del que sería célebre cirujano catalán Antonio Gimbernat que se trasladó a Barcelona siguiendo a su maestro. De su amistad da buena cuenta que Velasco fue su padrino de boda.

Francisco Villaverde La Villa. Nació en Pola de Siero en 1738. En 1756 decide embarcar hacia América pero en Cádiz se tropieza con sus paisanos Velasco y Fernández que le convencen para ingresar en el Real Colegio. Dice Posada que "los tres asturianos y condiscípulos dieron a España lustre y honor en la Facultad Quirúrgica". En solo dos años completa los estudios y, junto con Velasco, es becado para París, en la misma forma que éste, y regresa a España en 1762 siendo destinado a Cádiz donde es nombrado Ayudante de Cirujano Mayor de la Armada y Maestro del Real Colegio y donde permanece hasta su muerte en 1790. El término Ayudante podría interpretarse como minorativo pero téngase en cuenta que solamente había un Cirujano Mayor y siete Ayudantes de Cirujano Mayor cargo que estaba por encima del Cirujano Primero. Durante su estancia en París diseñan conjuntamente un texto para los R.R.C.C. que alcanzó enorme prestigio, el "Curso Theorico-Practico de Operaciones de Cirugia", que publican a su regreso a España. Fue tan bien aceptado que solamente trascurrieron veintitrés días entre el preceptivo informe de los cirujanos de cámara y la aprobación definitiva por el Rey. La primera edición sale a la luz en 1763 y alcanzó los 2.200 ejemplares. Le siguieron cuatro más y está considerado como el mejor texto de Cirugía en español del siglo XVIII. Su estructura expositiva es muy avanzada pero comentarla se sale del objetivo de este artículo.

Ignacio Benito Casal. Hijo del célebre médico Gaspar Casal y de su segunda esposa María Rodríguez Fernández. Nació en Oviedo en 1731 y se graduó de bachiller en Medicina en la Universidad de Sigüenza al igual que su padre. En el Real Colegio de Cádiz se licenció en 1757 pero se ha perdido toda pista posterior.

Domingo Villaverde La Villa. Era hermano mayor de Francisco pero ingresó en Cádiz posteriormente a éste. Se licenció en 1762, año en que su hermano regresaba de París. Permaneció en este Real Colegio hasta 1773 y posteriormente se trasladó a las colonias americanas siempre como cirujano militar. En su expediente constan buenas calificaciones pero su comportamiento era díscolo, habiendo sido castigado en una ocasión a pan y agua por su "soberbia y altivez".

Pedro Lamuño Suárez. Gracias a las gestiones del Profesor Justo García Sánchez sabemos que nació en la parroquia de Santa María de Blimea, entonces concejo de Langreo y hoy de San Martín del Rey Aurelio, en 1743. Ingresó en Cádiz en 1764 y terminó los estudios en 1769 con buenas calificaciones pero con una hoja de deméritos repleta de incidentes que le tuvieron en la cárcel en tres ocasiones: abandono de servicio de guardia, haber salido furtivamente toda una tarde y fumar en el hospital a la hora de la cura. Tras su licencia estuvo embarcado en diversos navíos en rutas americanas y la última referencia que tenemos es de estar en El Ferrol en 1773 a la espera de destino con el grado de cirujano segundo.

Juan Antonio Fernández Infanzón. Nacido en Navia hacia 1755 ingresó en el Real Colegio gaditano en 1772. Licenciado en 1755 fue destinado a varios navíos de la Armada en la que permaneció durante diez años habiendo sido prisionero de guerra de portugueses e ingleses. En 1785 pidió licencia de la Armada para un extenso periplo americano que termina en la ciudad mexicana de Oaxaca dedicado a la práctica privada.

Nicolás Farto López. Natural de Luanco, ingreso en Cádiz en 1784 y se licenció en 1790 siendo destinado al navío "San Carlos" y posteriormente a otros buques participando en casi todas las batallas navales del momento: Tolon, Brest, Antillas, Túnez y Cabo San Vicente, aquí ya como Cirujano Primero. Pero lo más destacado es su participación en la batalla de Trafalgar el 21 de octubre de 1805 a bordo del "Santa Ana" que recibió el primer cañonazo lanzado por la flota inglesa desde el "Royal Sovereign" comandado por el Almirante Collingwood, segundo jefe de la flota inglesa. Farto tuvo que operar al Teniente General Ignacio María de Alava, segundo jefe de la flota hispanofrancesa y al Capitán de Navío José Gardoqui. Hecho prisionero tras el abordaje y lucha cuerpo a cuerpo con los ingleses los miembros de la tripulación lograron reducir a sus guardianes y escapar y entrando en la bahía de Cádiz con el buque desarbolado pero lleno de gloria. Posteriormente fue nombrado Catedrático de Anatomía del Real Colegio y falleció en Cádiz en 1827.

Francisco Roca Puyol. Este cirujano catalán merece ser incluido en este artículo porque, aunque nacido en Barcelona, se formó en el Real Colegio gaditano, donde había ingresado en 1762, y tras ejercer muchos años en el Regimiento de la Princesa al jubilarse se trasladó a Oviedo de donde parece que era natural su esposa. Fue contratado como Cirujano del Cabildo y cuando en 1786 comienza su andadura la primera Facultad de Medicina se ofreció desinteresadamente a ejercer la Cátedra de Anatomía hasta que se dotase de forma oficial. Se supone que como cirujano explicaría temas quirúrgicos ya que la creación de la Cátedra de Cirugía no se consiguió hasta la refundación de la Facultad a finales del pasado siglo. Falleció en Oviedo en 1790.

Como conclusión no parece exagerado afirmar que la presencia asturiana en el Real Colegio de Cirugía de Cádiz ha sido realmente importante.

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