Si alguien pregunta para qué sirve un periódico, se lo voy a explicar con palabras de Albert Camus: "Periodismo es no mentir y saber confesar lo que se ignora". La verdad es un bien de primera necesidad, como el pan nuestro de cada día. Hoy más que nunca.
El periodismo ofrece a la sociedad un tesoro incalculable: la información independiente, veraz, exacta y ecuánime; la que todo ciudadano necesita conocer para ser libre. Así ocurre que el periodismo es imprescindible para la pervivencia de la democracia. En momentos cruciales como el que nos toca vivir, con pérdidas económicas cuantiosas para las empresas editoras, el poder puede caer en la tentación de ahogar a los medios, de ponerlos contra las cuerdas con el fin de limitar su capacidad crítica. Saben los que mandan y sus adláteres que periodismo es pedir cuentas al poder. Y cuando esta pandemia acabe, alguien tendrá que repasar la contabilidad de los errores graves que ha cometido, desde el inicio de la crisis sanitaria, devenida en económica y social, este Gobierno.
Quiero, y lo dejo conscientemente para el final porque los periodistas no debemos ser jamás protagonistas de la noticia, reconocer el trabajo ingente de los compañeros de profesión, veteranos y noveles, analógicos y digitales, del Oviedo y del Sporting, de prensa, radio o televisión, que en estas semanas trágicas están dejando lo mejor de ellos mismos en el desempeño del sagrado compromiso con la verdad, en el empeño de respetar el contrato social indeleble de contarle a la gente lo que le pasa a la gente.
