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evelio g palacio

Cien años de soledad

Evelio G. Palacio

Solución china

Jesús, desde una quintana de Pravia, sugiere viaje virtual a su "querido y admirado" Portugal. Maravillosos vídeos montados a partir de fotografías del autor. Cuántos Jesús polifacéticos y multiplataforma harán falta a partir de mañana para repensar Asturias. Granda, en Madrid, también comunica en la incomunicación mediante ese "zoom que ha conseguido enlazar a familias y amistades de cualquier parte del globo". Relata avalancha de ufológicos delirios ilógicos. Algunos confinados avistan ovnis por los cielos de Llanes. Los marcianos, si vienen a salvarnos, no son tontos. Aman las playas y los Picos.

Hevia, de Oviedo, no quedó sin festejo: "La necesidad impulsa la tecnología. Los hijos han conseguido que los abuelos hayamos podido preparar nuestros teléfonos de modo que los diecisiete miembros de la familia cantamos cumpleaños feliz desde siete localidades distintas, nacionales y del extranjero. No me pregunten cómo lo hice, pero los tuve a todos en pantalla a la vez. Me recuerda a mi bisabuelo Bernardo, que mandaba a casa una carta al año desde La Habana". La lectura de aquellas misivas reunía también a los clanes.

A madame Matagermen, lideresa del frotamiento de pomos, el móvil le voló al cubo de la lejía. Por fumigar y telefonear a la vez. Dejó de funcionar. El accidente le sirvió para identificar su compulsión. Está a todas horas colgada de llamadas, mensajes, lecturas y búsquedas. Al menos Macondo ganó un día de tregua. Y ella, la sensación de disponer de tiempo. La solución para el aparato chino llegó de la China. Como todo. Un día entre arroz y revivió como en la UCI. Tras el baño quedó inmunizado. No hay forma de que escriba bien la palabra coronavirus.

Esta arma de contactos masivos desafía a la pandemia. Podrá mucho el patógeno, pero más las telecomunicaciones. Volverán a dispararse las "matildes", como llamaron a aquellas primeras acciones de la España de López Vázquez y la Telefónica. Pipo, de Noreña, ha cambiado la capa de caballero de la Orden del Sabadiego y el sombrero de colono del Congo belga por un traje de Nerón. De esa guisa, y con esposa de legionaria romana, recibe en La Mata a McRai, poli motivador, y a Pelayo, su paje. Manolo, de Navelgas, se está quedando sin pinturas. Preparó el pedido por internet y llevó una sorpresa: suspendidos los envíos electrónicos. El arte, lo único ajeno a lo digital. Los cuadros, en directo.

Ella para en Villalpando. Recorta artículo de Maxi. Para las terapias. No hay psicología superior al "fago lo que quiero o confórmome con lo que fago" de Richi. Él tira pa Velino, aunque también se agarra cuando mira la barriga al "nun tas gordu, lo que tas ye doblemente buenu". El genio de la maxilámpara de Ablaña desatado al trigésimo primer día del encierro. Alicia, de Pola de Siero, difunde poema de Benedetti recitado por Nacha Guevara. La fortuna de estar aquí. El momento de aprender todo lo que no hemos aprendido. La dicha de abrazar al primer desconocido. La felicidad de recuperar la vida que nos hemos ganado. Hermosura. Vida pura, pura vida.

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