La inminente vida playera nos obliga a tomar medidas amables para que no cunda el pánico entre toallas al sol tras pedir cita previa en el arenal para espetar la sombrilla el primero. Hay que controlar las pasiones y la lengua en la confluencia entre el estoicismo y el epicureísmo.
De la incontinencia emocional sabe mucho la filosofía, que vive unos momentos de esplendor estando al mando de la crisis sanitaria un discípulo de Zenón de Citio, el sanitario mayor con sus delegaciones municipales y ediles pertenecientes a escuelas estoicas cuyo fin es lograr la ataraxia, o sea, el control de las pasiones entre la población.
Zenón de Elea anteriormente recurría a la aporía, palabro equivalente a una dificultad lógica insuperable -la de San Agustín y el guaje del caldero en la playa- cuya distopía viene a ser la distancia exigida entre personas que ocuparán el aforo del arenal. Hay que aplicar la racionalidad del aparcamiento corporal.
La Filosofía lo arregla todo. Los prolegómenos de la antropología física, la de Zenón, se vinculan al factor "R" del covid-19, tendente al cero aritmético que permite el cambio de fase, y geométrico de las distancias en la paradoja de "Aquiles y la tortuga".
El nuevo estoicismo, o nueva normalidad, propone la aplicación app de Naciones Unidas para monitorizar la distancia social, tan necesaria en las aglomeraciones veraniegas. Esta tecnología, preconizada por Zenón, resolverá los problemas de control de ocupación y movilidad solar acrecentado la plantilla de operarios de la ORA en lo que respecta a los epicúreos, que buscan la felicidad arriesgando. Nadie podrá estar más de dos horas sin renovar el tique del parquímetro solar.
Al final, hay que pasar por taquilla, incluso con riesgo de que te lleve la grúa mientras te quedas frito por pasarte del tiempo, ya chamuscado, y una camilla te traslade a un depósito de los quemados para que te recojan previa pago de multa.
Para los estoicos que no queramos someternos a estas restricciones tenemos como opción la bañera de casa, tirar de "Mecano" y el "Hawaii Bombay" igual de narcisistas después de tanto confinamiento obligado, acostumbrados a subir al tejado para solazarnos a hurtadillas. Cara a la galería, siempre podemos tirar de "fake news" en nuestro perfil Facebook, como los selfis de Gérard Depardieu en la azotea. Con un buen atrezo, nadie sospechará de nuestro moreno siguiendo la filosofía de Zenón, el portero de la verdad y la falsedad.
