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Normalidad inversa

Luto nacional, hito del ingreso mínimo vital y bronca en el universo político paralelo

La NASA ha detectado partículas que, por su comportamiento, no serían propias de nuestro universo: viajan hacia atrás en el tiempo. Tal cosa es incompatible con nuestras reglas físicas así que ¿cabe pensar en cosmos paralelos? Podría ser, dicen los científicos, una especie de mundo desdoblado surgido del Big Bang. Es decir, tan antiguo/nuevo como el nuestro, solo que "allí" todo sucede a la inversa.

La astrofísica da regularmente razones para la humildad humana y la inspiración poética aunque escasamente tomamos nota de tales evidencias sobre nuestra pequeñez. Pero qué buena metáfora acerca de los que nos ocurre en el aquí-ahora. Nadie diría que nos encontramos en mitad del luto nacional más prolongado de nuestra democracia. Una vez decretado, puestas las banderas a media asta, guardado el minuto de silencio simbólico, hemos vuelto cada cual a lo nuestro. Tendremos que recordarnos, el próximo día 7, que el duelo ha finalizado.

Cierto que un luto nacional es, en esencia, un tiempo para la austeridad de actos pero éste está siendo tan escaso de aquellos que pueden de verdad recordar y honrar a quienes lo han motivado, su profunda y desconocida tragedia individual, que más bien parece una cuestión estética. El dolor ha llegado a cada rincón, salpicado a todos, pero pocos gestos más ha sabido articular administración alguna en toda la escala. Esperemos un cambio.

Al mismo tiempo, vivimos un hito en nuestro sistema social, especialmente valiente y hasta arriesgado en la incierta situación de las arcas públicas: la aprobación del ingreso mínimo vital, IMV. No es un rescate de la pobreza -como sí se supo en su tiempo rescatar a la banca- es un alivio de la precariedad para llevarla al umbral de la dignidad mientras las personas luchan por su propia autonomía. Se calcula que 16.000 familias pueden beneficiarse en Asturias de este apoyo, complementario al salario social asturiano. ¿Hemos apreciado el calado de esta medida? El impacto parece diluido en el fragor de fases y mascarillas.

En este contexto, el escenario político parece un espacio definitivamente invertido, con sus partículas viajando en dirección contraria, ofreciendo estampas de degradación del debate y pérdida del sentido de las instituciones, más lamentable, si cabe, porque se muestra impúdicamente en tiempos de tal excepcionalidad.

El espectáculo invita a olvidarse de quienes nos representan, dejarles a su bronca e ir cada cual a nuestra realidad paralela en vez de profundizar en cada paso que colectivamente damos hacia esa "nueva normalidad" que se antoja peor que la vieja: la sobrepasa y sigue hacia atrás.

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