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El Corredor Noroeste: una presión bien entendida

Sobre la urgencia de desarrollar una infraestructura clave para el futuro de la región y su industria

Asturias tiene aún abiertos importantes debates sobre la resolución de sus principales proyectos de infraestructuras. La Variante de Pajares, el peaje del Huerna, la Autopista del Mar, las conexiones aéreas con centros europeos, el Área Central Metropolitana, la adaptación de Cercanías al siglo XXI, la estación de Gijón y su Metrotrén? Una larga lista que en ocasiones invita a la melancolía, entendida en su acepción más académica: "tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente".

Siempre hemos supeditado buena parte de nuestro futuro a finalizar tales proyectos, y en esas estamos, en algunos casos, década tras década. Mientras, surgen otros retos -algunos vinculados a los arriba citados- como ha puesto de manifiesto la completa información publicada por LA NUEVA ESPAÑA ("El Corredor Noroeste es vital para la región, coinciden empresarios y sindicatos", 21/10/2020). Ocurre que este reto no permite dilaciones, ni "toreos de salón" políticos, ni papeles que lo aguanten todo sin soporte presupuestario; por el contrario, el Corredor Noroeste es un desafío clave para la Asturias de hoy y la de mañana.

Negro sobre blanco. El 28 de noviembre de 2019, la Institución Ferial de Alicante acogía a más de 1.000 empresarios de Andalucía, Murcia, Valencia y Cataluña, para exigir que se agilizase el Corredor Mediterráneo. Un auténtico despliegue de fuerza empresarial, verbalizado por el presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios y promotor del encuentro, Vicente Boluda: "El Corredor va muy lento, no podemos estar satisfechos". A día de hoy, ya hay comprometidos 140.000 millones de euros para esa infraestructura, que protagonizó el Foro Italia-España celebrado hace escasos días y que contó con el aval del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

La información publicada por LA NUEVA ESPAÑA que motiva este artículo habla de la coincidencia de posturas entre empresarios y sindicatos. Es muy buena noticia, pero no suficiente. La sociedad asturiana entera, con el Gobierno autonómico al frente, debe trabajar estrechamente unida; y unidos debemos estar a castellanoleoneses, cántabros? y portugueses. El Corredor del Noroeste debe permitir conectar Lisboa con el corazón de Europa con sus diferentes conexiones portuarias y zonas logísticas.

Hablamos de un gran espacio común para desarrollar no sólo la competitividad de nuestras empresas, sino también para comprometer a nuestros sectores tecnológicos, innovadores, culturales o turísticos. Hace falta, por tanto, una visión estratégica a gran escala y a largo plazo, pero que implique compromisos presupuestarios inmediatos. Los fondos europeos -como se demuestra con el Corredor Mediterráneo- están ahí.

De un tiempo a esta parte, el Noroeste español está llegando a puntos de encuentro que son profundamente enriquecedores, y que replican lo que otros territorios ya han hecho a lo largo y ancho de Europa desde hace mucho. Debemos ahondar en esa táctica, la de unirnos con una voz en común para, entre otras cosas, construir el futuro que queremos, no el que nos impongan. Juntos somos más grandes y, en Europa, esto implica que juntos somos más fuertes, también a la hora de captar los fondos disponibles.

El Corredor Noroeste es una gran oportunidad. Por eso debemos presionar; una presión positiva, con argumentos técnicos y económicos, que sepa los fines que persigue para planificar bien los medios. Nadie nos puede echar para atrás esta gran ilusión colectiva que nos hará mejores, porque no hay otro camino para ello que crear actividad, empleo y bienestar. Sin duda, el Corredor Noroeste es una herramienta excepcional para lograr ese objetivo.

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