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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

En mi casa se hace lo que yo obedezco

Un buen amigo suele decir, cuando se le pregunta por quién lleva los pantalones en el domicilio familiar, que “en mi casa se hace lo que yo obedezco”. Seguramente es la misma respuesta que entonan, resignados, la mayoría de los barones socialistas a los que la posibilidad de un acuerdo presupuestario con Bildu les conduciría de boquilla a una farmacia a buscar un antiemético. En el PSOE se hace lo que manda Sánchez, y si existe alguna duda, se pregunta a Adriana Lastra. Es posible que en ese partido se haya declarado proscrita la disidencia. O, lo que es peor, que se haya clausurado la posibilidad de cualquier debate en base a la disensión.

Un socialista asturiano de pedigrí, uno de los que ahora son tomados por “viejos” en palabras de la portavoz plenipotenciaria y mano derecha –o izquierda– del mandamás, asegura que la vida interna del partido en Asturias agoniza en la UCI y sin respirador, que en las Casas del Pueblo se ha instaurado la paz de los cementerios con la excusa del responso de la pandemia y que en la sede de la FSA ya solo se teletrabaja.

Otro socialista íntegro y mucho más joven que el anterior apunta desde sus redes sociales que no se entiende que se apele a la lógica democrática para pactar con Bildu y que a la vez se demonice a quiénes, desde las mismas siglas, critican ese acuerdo.

La vejez o la juventud, en política como en la vida, no se mide por la edad, sino por la calidad de los hechos. Se puede ser joven y actuar con sectarismo senil, y se puede ser viejo como roble anciano y abrazar palabras de las que brotan ramas verdes. El ejemplo más certero es el veterano Pepe Mújica.

Discriminar por razón de edad es tamaña estupidez que pasará factura más pronto que tarde a este “nuevo” PSOE, embarcado en un impensable liderazgo personalista. Es un borrón achacable a los que ahora mandan y que hace bien pocos años iban de palmeros entusiastas a los mítines de los mismos a los que ahora pretenden ingresar en un geriátrico ideológico.

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