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Luis M Alonso

Sol y sombra

Luis M. Alonso

El juego político de la mentira

Miquel Iceta, líder del PSC y candidato a la Generalitat en las elecciones del 14-F en Cataluña, ha recalcado que no pactará con nadie que quiera la independencia. Bueno, pues ya sabemos que va a ocurrir exactamente lo contrario. Iceta, si sigue los designios marcados por Sánchez y nada anima a pensar en otra cosa distinta, pactará con los independentistas catalanes y si fuera necesario lo haría con el mismísimo diablo. ¿A alguien le cabe alguna duda? Si Sánchez repitió que jamás llegaría a acuerdos con los proetarras de Bildu y que pactar con el populismo de Iglesias era algo imposible, ya que le quitaría el sueño, pues imagínense el problema que va a tener Iceta para entenderse con los golpistas republicanos del procés y reeditar un nuevo Pacto del Tinell. Ningún problema.

Pero ahora, ante una nueva y puede que última oportunidad para formar parte del Ejecutivo catalán, Iceta tiene que decir una cosa para más tarde poder desdecirse de ella. ¿No lo hace el Jefe cada vez que se presenta la ocasión? En la política, hasta hace relativamente poco, nada penalizaba más que la mentira. No mentir, en los tiempos que corren, es de cobardes. Como consecuencia lo verdaderamente aterrador no es que te mientan, sino haber perdido la capacidad de creerles. Jules Renard, que alumbraba belleza con sus agudas observaciones, escribió que de vez en cuando conviene decir la verdad para que a uno le crean. Pero nuestros políticos no leen a Renard, muchos de ellos tampoco saben quién es.

Iceta, cuando vea la oportunidad en pactar con los independentistas catalanes, lo hará. Igual que los socios del llamado Gobierno progresista de España se han juntado con ERC para aprobar las cuentas a cambio concesiones que agravian al resto de los españoles, o con los cómplices de ETA. De hecho, Unidas Podemos ya está pidiendo que los políticos presos, por delitos de sedición y malversación, del 1-O consigan la libertad antes de febrero.

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