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Fernando Granda

La realidad del lobo

La necesidad de un debate público sobre el depredador

La realidad del lobo

Las informaciones sobre la situación actual del lobo en varias comunidades españolas son contradictorias y posiblemente interesadas. En unas zonas la preocupación es mínima. En otras las manifestaciones contra su presencia son numerosas y ruidosas. Mientras tanto algunas administraciones permanecen calladas, al menos en cuanto a sus actuaciones públicas o su aparición en los medios. Por eso creo que es necesario que haya un debate público, que se muestre un real balance de casos, que se haga un análisis de su estado actual en el que participen partidarios y oponentes de la existencia del depredador, ganaderos y agricultores, administraciones y ecologistas. Un debate que exponga una realidad fuera de las presiones de unos y otros, que muestre los beneficios y los perjuicios de su presencia libre en los montes españoles.

Ocho mastines y algún carea leonés cuidan y conducen un rebaño de quinientas ovejas de un pastor castellano. Así lo manifestaba hace unas semanas su propietario en el programa “Aquí la Tierra”, de Televisión Española. No mostró temor a los lobos a pesar de que señaló que los había en las cercanías. Es solo uno de los bastantes cuidadores de rebaños que manifiestan su tranquilidad ante la existencia del lobo en sus inmediaciones en varias comarcas de Castilla y León, Aragón, La Rioja y en diversos países europeos en los que las leyes protegen al afamado depredador. Félix Rodríguez de la Fuente, el santo de Asís o José Ignacio Pardo de Santayana, el presidente del Parque Cuaternario de Santillana del Mar no son casos únicos, implicados aislados. El dueño del zoológico cántabro, con varias décadas de experiencia en el tema, abrió sus instalaciones, entre otra variada fauna, con una camada de lobos y un bisonte, comúnmente depredadores los primeros pero que temen a los segundos porque saben defenderse de ellos. Y mientras Pardo mencionaba la mansedumbre de los lobos árticos, con una desagradable imagen felicitaban en Facebook el Año Nuevo 2021 los pastores de los Picos de Europa.

Pero la convivencia entre ambos y otros miembros de la fauna española es posible. Conveniente según los ecologistas, peligrosa según ganaderos. La necesidad de mantener o no la cadena trófica es lo importante, la clave. Hace solamente unas semanas el Gobierno hizo público un comunicado en el que señalaba que protegerá al lobo en toda España porque así lo ven necesario y lo solicitan los científicos (LA NUEVA ESPAÑA, 5 de diciembre de 2020). Porque puede haber un equilibrio entre esas posturas ¿irreconciliable? que se manifiestan en los medios.

Las indemnizaciones para compensar los ataques de los distintos depredadores en nuestra comunidad ascendieron a 101.153 euros, según informaba este diario hace solo unos días. De los aproximadamente 490 animales muertos 349 lo fueron por ataques de lobos, señalaba el balance de 2019 del Parque Nacional de los Picos de Europa, regentado por Asturias, Cantabria y Castilla y León. En lo que corresponde a la zona asturiana fueron 90 los expedientes abiertos tras las denuncias presentadas por daños del lobo que mataron a 138 animales domésticos y el Principado indemnizó a los propietarios y pastores afectados con 34.972 euros. Para unos es una cantidad ínfima y dicen que no merece la pena mantener un ganado con ese peligro y esas compensaciones. Para otros el remedio estaría en un paso anterior, es decir, emplear una partida presupuestaria en prevención: en vez de gastar grandes cantidades en reparación de daños, los gobernantes harían mejor destinarlas a la cría y reparto de mastines y otros animales respetados por los depredadores (por ejemplo, el mencionado bisonte) y subvencionar con ellos a los propietarios que justifiquen que su ganadería es fundamentalmente extensiva, la que aprovecha básicamente los recursos naturales, estabulada solamente en las temporadas de atmósfera crítica invernal.

El Gobierno de Aragón abrió hace ahora dos años una línea de créditos, dotada con medio millón de euros, para financiar la compra y adiestramiento de mastines, instalar cercados y mejorar la seguridad de los corrales. Así, en vez de gastar partidas presupuestarias en polémicas indemnizaciones, que también, los gobernantes deberían emplearlo en criar mastines y otras razas de perros pastores, habilitar terrenos para bisontes y tarpanes, en subvencionar a ganaderos y agricultores participantes en ganadería extensiva. Una ayuda para evitar o reducir el problema, a la vez que frenar la extensión de enfermedades de la fauna silvestre los depredadores representan una parte de la cadena trófica que regula naturalmente la población.

En las últimas dos estaciones precedentes, verano y otoño, del 21 de junio al 21 de diciembre de 2020, 184 días, los medios asturianos publicaron 49 informaciones relacionadas con el lobo, la inmensa mayoría en contra, un porcentaje que supera a temas como la política comunitaria o situaciones puntuales de algunos sectores consecuencia de la pandemia vírica. Al mismo tiempo, diarios de ámbito nacional han publicado reportajes sobre esta controversia, que afecta a un gran sector primario de nuestra economía pero que puede estar tratado con una vehemencia exagerada por algunos de los implicados. Sea como sea el denostado canis lupus es el ancestro de los familiares perros que tenemos en nuestro cercano entorno. La polémica es muy antigua. La popularizó el filósofo inglés Thomas Hobbes en el siglo XVII pero ya en la Antigüedad fueron Plauto (“El hombre es un lobo para el hombre”) y Séneca (“El hombre es algo sagrado para el hombre”) quienes parece que iniciaron la controversia sobre la especie a la que pertenecía quien mitológicamente amamantó a Rómulo y Remo.

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