La gestión de la tercera ola de la pandemia en Asturias ha entrado en una fase caótica, en una ceremonia de la confusión que convierte los cierres perimetrales de las principales ciudades asturianas en un quilombo, en un vivo sin vivir en mí. Los municipios de Avilés, Castrillón y Corvera permanecen desde ayer cerrados a cal y canto, y sus bares, solo hábiles para el terraceo. Esta medianoche echarán el candado Oviedo, Llanes y Cangas del Narcea, de manera que sus hosteleros aún tienen unas horas para salvar la caja de puertas adentro de los locales. Mientras, Gijón, Siero, Langreo y Mieres se salvan por los pelos, pero podrían sumarse a la orden de clausura en fechas próximas. En estos cuatro concejos, aún disponen de unos días para brindar y alzar el vasu. Échame un culín, Manín, que viene Barbón con la rebaja. El presidente asturiano quiere salir de la crisis sanitaria por la vía rápida, la del enclaustramiento, y, como Teseo en Creta, se ha metido en un laberinto, donde corre el riesgo que le embista el toro. Los laberintos más antiguos solo disponían de una puerta de salida, que era la misma que por la que se entraba. Al haber prescindido de las bifurcaciones, no era posible perderse. Se tardaría más o menos en salir, pero no había pérdida. De haber conducido esta semana a Asturias por el camino de la vía única, Barbón habría evitado enredarse en un dédalo.
Sin embargo, optó por un camino perdedero, por un laberinto de vías varias, por un covídromo escalonado, tal que un retorcido jardín de setos del que unos saldrán antes y otros más tarde, situación que para algunos alcaldes resulta difícilmente digerible. No esperará el preboste socialista que Alfredo Canteli le sujete el ovillo del hilo de Ariadna en este enredo. Se olvidaron los que mandan que esta región es territorio de prados lineales, no de jardines con recovecos al modo de Versalles.
Hay ocasiones en que el Gobierno regional se asoma al escenario como una banda desordenada, como si Barbón fuera Frank Zappa y sus asesores “The Mothers of the Invention”, las madres de la invención. Porque el enrevesado artificio de esta semana no se le ocurre ni al que asó la manteca.
