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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Monteres, paisanos y alcaldes

Acerca de un hostelero tenaz en su lucha y de la fiebre gijonesa por recordar a alcaldes en sus calles

Vaya por delante mi respeto y admiración por Titi Sánchez, un hostelero polesu que sumó más de 300 horas, a 12 horas diarias de lunes a domingo, metido en una caja en la que van escritos diversos mensajes de protesta por la situación de la hostelería asturiana, tanto por las restricciones como por la situación económica a que se ven abocados. Con lluvia unos días, con frío todos, plantado ante la Xunta Xeneral del Principado. Sin que se parase a escucharlo ningún político, tampoco don Adrián, al que ha pedido cita. Y, sobre todo, pese a la consciencia progresiva que ha ido adquiriendo de que falta decisión y movilización en el sector. “Falta unión. Como siempre se dice, tenemos lo que merecemos”.

Por todas esas razones, con mi respeto y admiración por su persona y tenacidad: me quito la montera.

“Un alcalde de montera” es un monólogo de Fabriciano González García, “Fabricio”, que de alcaldes sabría, pues fue durante décadas Secretario del Ayuntamiento de donde ejerció de alcalde nuestro actual Presidente, don Adrián. Pues bien, parece que ahora en Xixón, de donde fue también Cronista Oficial Fabricio, andan queriendo dedicar calles a algunos de los últimos alcaldes, entendiendo, sin duda, que son munícipes ante los que hay que posar la montera por su labor en pro de la ciudad. Sobre el que parece que existe ya un consenso general (quien esto escribe viene apuntando desde hace décadas algunos deméritos en su haber, como el Musel o la Laboral) es sobre don Vicente Alberto Álvarez Areces, a quien, con casi total seguridad, se va a dedicar una parte de Poniente/Fomento.

Pero al calor de esa propuesta ha surgido la de su sucesora en el sillón, doña Paz Fernández Felgueroso, para quien se reclama también otro espacio memorial. Y, desde hace mucho tiempo, un grupo reducido de personalidades, especialmente de izquierdas, viene reclamando que se recuerde la magnífica labor del primer alcalde de la democracia, don José Manuel Palacio (apartado de aquella manera para dar paso a Álvarez Areces, que no era afiliado del PSOE).

Esta monterada de propuestas nos plantea algunas preguntas.

¿Van a dedicarse calles a todos los alcaldes que fueron y van a ser de Xixón o solo a los de militancia izquierdista? ¿A todos los de militancia izquierdista o solo a aquellos que gozaron del beneplácito de quienes mandaban en el partido? ¿Los que no, como Palacio, van a ser condenados, como el anónimo de las Aras, a damnatio memoriae?

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