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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Las medallas de Piñán

Hubo un alcalde añorado en Asturias, Valeriano Lorenzo, titular de la sede municipal de Yernes y Tameza desde 1979 a 1995, a quien cuando comenzaba la digitalización de los ayuntamientos desde el Principado le ofrecieron un ordenador. Y Valeriano, viejo comunista, genio y figura, respondió: “¿Para qué quiero un ordenador si lo tengo todo ordenado?”.

No parece ser el caso de Laboral Centro de Arte, que en los últimos años adquirió noventa terminales informáticos; lo que, según la estimación del recordado alcalde, debe ser cosa de que en esa instalación hay mucho que ordenar. Empezando por la deuda. Donde se han enterrado millones de euros, más que un faro de vanguardia artística parece un panteón de familia rica, el mausoleo de un modelo de política cultural que acabará como los dinosaurios: extinta. Si, por poner un ejemplo, al Museo de Bellas Artes le falla un ordenador, su director tiene que contactar con los técnicos del Principado para que se lo arreglen.

Unos tanto y otros tan poco. En una reciente comparecencia, la titular de Cultura, Berta Piñán, sacó a paseo el bote de las medallas y puso una bien gorda en la solapa de su Consejería por el destino de 71.000 euros a la adquisición de una decena de obras de artistas contemporáneos asturianos, hombres y mujeres en aplicación de los consabidos criterios de igualdad de género, para engrosar los fondos de la pinacoteca ovetense. Es sabido que el Bellas Artes está falto de autores señeros de las últimas décadas, un Juan Gris, un Tàpies, un Julio González... Ocurre que tan exigua cifra no da ni para adquirir el Barceló más triste del mercado.

Para cubrir las lagunas de su colección, el museo requiere no 71.000 euros, sino diez veces esa cantidad y de manera sostenida en varias anualidades. Para competir hay que gastar.

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