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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Sepultureros con nicho de empleo

Si se cumplen las predicciones de los sesudos estudios demográficos que anuncia el páramo poblacional de Asturias, la región quedará convertida en década y media en un inmenso geriátrico. Uno de los últimos informes conocidos augura que en 2033, un año que vendrá con pies ligeros, el Principado habrá perdido 90.000 habitantes con edades comprendidas entre los 35 y los 49 años, justamente el grupo más productivo. Si la fuga de cerebros persiste y levantarán peso en otros lares los brazos más poderosos, ¿qué le quedará a Asturias salvo pensionistas y funcionarios? ¿Un mayor nicho de empleo para los sepultureros? ¿Menos pupitres en las guarderías?

¿Tiene arreglo demográfico un territorio donde uno de cada cuatro habitantes ha superado los 65 años y apenas diez de cada cien no llega a los 15? A los achaques de la edad de una región envejecida habría que añadirle el deterioro de un sistema circulatorio por cuyas venas corre cada vez menos sangre nueva.

Ser joven en Asturias es una profesión de riesgo que conduce inexorablemente a encaminar el éxodo. El empleo es un bien escaso y muchos de los que encuentran trabajo en el terruño se tienen que conformar con una actividad y un salario de inferior categoría al que corresponde a su capacitación: mal va un país donde el café del bar lo sirve un ingeniero. Se echa la caña para pescar un buen trabajo en otro sitio y, mientras sale la oferta, se busca uno las habichuelas tirando del grifo tras la barra para servir un cañón y una de bravas.

No es que la juventud no encuentre su sitio: es que la han apeado de la escalerilla del último tren. Y no le queda otra que aguardar a pie de estación. Pero se corre el riesgo de que a la llegada del próximo convoy ya no haya jóvenes, tan solo sombras y un viento frío de país anciano.

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