Que conocen de sobra: “Allí donde la espalda pierde su honroso nombre”. ¡Son tantos los exhibicionistas! Estos días, por ejemplo, Iglesias, equiparando a Puigdemont con los exiliados republicanos, como si fuese un perseguido injustamente, y afirmando que España no es una auténtica democracia. Un maestro del sofisma. Por recordar: su modelo, la República, hizo lo mismo con los golpistas del 34: juzgarlos y encarcelarlos. Y allí siguieron hasta que la República se perfeccionó en lo que el lenguaje popular llamó “una república”, esto es, un sinónimo de casa de lenocinio. E Iceta por ahí anduvo al pregonar un deseado (¿sólo por él) indulto a los sediciosos catalanes y estableciendo un sutil paralelismo con la legalización del PCE por Suárez. Como si en este caso no se hubiera producido la agregación y en el de los catalanes condenados, la segregación. ¿Únicamente sofistería
Exhibición también de Fernando Simón al defender las convocatorias del 8M hodierno afirmando que había más peligro en ir bajo un paso en Semana Santa. Posiblemente cierto, pero es que no habrá pasos ni procesiones en Semana Santa. Así, su aquel y su corazoncito quedaron patentes. Pero al menos don Fernando ha reconocido que metió la pata y se disculpó diciendo que se había expresado mal.
Quienes han puesto “su eso” al descubierto de forma más impúdica han sido los “comprendedores” de la delincuencia salvaje con el pretexto de la libertad de expresión por Hasél: que si la frustración juvenil, que si el paro, que si tal o cual. Al final, algunos han tenido que reconocer, como Gaspar Llamazares trinó, que lo que allí ardía y robaba era lo que allí ardía y robaba, no otra cosa. ¿Defecto de percepción No, estaba claro desde el primer día. Defecto del aparato perceptor, llamado ideología.
Y Victoria Abril, como otros, nos ha enseñado su cerebro. ¡Lo que pasa es que se parece tanto a su eufemismo!
