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Laviana

Más allá del Negrón

Juan Carlos Laviana

Contra los anti

Antifascistas y anticomunistas acaparan la política y se enzarzan en una discusión que nada tiene que ver con la España de 2021

Estamos en la localidad de Durham (Carolina del Norte). Es el año 1971 y la lucha por la igualdad de derechos entre negros y blancos aún se encuentra en un momento encarnizado. Los supremacistas blancos intentan mantener a los negros en sus guetos. Los activistas negros intentan derribar las barreras que les impiden tener los mismos derechos que los blancos. En esas posturas, aparentemente irreconciliables, se encuentran el destacado miembro del Ku-Klux-Klan Clairborne Paul Ellis (alias Cíclope exaltado) y la furibunda activista negra Ann Atwater.

La necesidad de reunir a los estudiantes de ambas razas en un mismo colegio lleva la situación al límite. Una pequeña chispa podría desencadenar una confrontación violenta. El asunto llega a los tribunales y el juez, quitándose el problema de encima, decide recurrir a un experto en charettes, Pero, ¿qué es una charette?, se preguntaron todos en la ciudad y nos preguntamos todos al conocer la historia. Al parecer, se trata de una técnica inicialmente usada para solucionar problemas arquitectónicos, que acabó siendo útil para afrontar todo tipo de problemas en principio irresolubles. En el verano de 1971, en Durham se celebraron una serie de discusiones públicas que se prolongaron durante diez días, en jornadas de ocho horas, sobre cómo implementar la integración. Se trataba de exponer argumentos e intentar convencer al enemigo y, finalmente, proceder a una votación entre los líderes de las diferentes posturas. Tras interminables y acaloradas discusiones, los participantes en la disputa descubren que tienen más en común que en contra.

Como ya se puede adivinar, llegaron a un acuerdo y, desde entonces, el líder del Ku-Klux-Klan y la vehemente líder negra trabajaron juntos. Así se cuenta en el libro “The Best of Enemies” (1996), de Osha Gray Davidson, y en la película que acaba de estrenar Netflix en España, bajo el título “No soy tu enemigo”.

Es una historia un tanto ingenua, como todas las buenas historias, pero el hecho de que haya sido real le da un valor ejemplar. Al indagar en qué es exactamente ese método mágico de reconciliación, descubrimos que el diccionario lo define genéricamente como “reunión pública de trabajo dedicada a concertar esfuerzos para resolver un problema o planificar el diseño de algo.”

En España, tras la convocatoria de las elecciones del 4 de mayo en Madrid, necesitamos con urgencia una milagrosa charette. Estamos en el reinado de la política anti, de la política excluyente, del conmigo o contra mí, del socialismo o libertad, del antifascismo, del anticomunismo y del anticapitalismo, del no pasarán o del ya hemos pasao. O se es anti o no es nada.

Unos se proponen echar a la presidenta de la comunidad o incluso llevarla a la cárcel. Otros, acabar con la carrera de determinado vicepresidente. Otros vengarse de la traición de determinado partido. Que Madrid sea la tumba del enemigo, se proclama.

¿Qué proponen los antifascistas aparte de acabar con el fascismo inexistente? ¿Qué proponen los anticomunistas aparte de barrer un comunismo inexistente? Nadie lo sabe. Lo único que sí se sabe es que “el comunismo no es hoy un peligro ni lo es el fascismo”. Lo acaba de proclamar el poco sospechoso Javier Cercas. A uno le gustaría saber que quien gane las elecciones va a poner en marcha un plan más ágil para las vacunaciones, un plan preventivo ante nuevos ataques de la pandemia, un plan económico para hacer frente a la desolación económica que se avecina.

El votante necesita oír las propuestas. No las negaciones. Los pros y no los antis Si reunimos a los contendientes en una habitación y no les dejamos salir durante diez días –lo que viene a ser una charette de andar por casa–, seguro que comprueban que sus argumentos no responden a la realidad, que no son tan antagónicos como parecen. Puede que hasta lleguen a un acuerdo. O no, pero al menos mientras lo intentan dejarán de atizar el incendio.

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