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Javier Fernández Lanero

Una sociedad creativa, vanguardista y comprometida

Los procesos de reconversión con diálogo son mucho más efectivos

Las cuencas mineras fueron motor de crecimiento durante muchos años. Nuestro carbón, la energía que salía de nuestras centrales térmicas y la industria pesada, constituyeron fuente de crecimiento y progreso para todo el país.

En siglo XX las cuencas asturianas alcanzaron gran pujanza económica, crecimiento demográfico y un desarrollo cultural impresionante, derivados de la actividad minera y también de la siderúrgica, contribuyendo con ello a la consolidación de Oviedo como capital del Principado y potenciando el papel de Avilés y Gijón, donde estaban los puertos vitales para la distribución de mercancías.

El mayor peso de la minería y la industria en la estructura productiva de Asturias nos ha permitido tener un salario medio anual superior a la media nacional y una pensión media por encima de la española.

Así, la minería es mucho más que una actividad que generó riqueza y empleo: en base a ella se construyeron pueblos, ciudades, identidades, formas de vivir, de pensar. Se generó una sociedad que es creativa, vanguardista y, sobre todo, socialmente muy comprometida.

También hay que reconocer la función importante que tuvieron estos territorios en lograr el fin de la dictadura y la llegada de la democracia, porque fueron las movilizaciones mineras, las huelgas del “silencio”, las que se enfrentaron al régimen, poniéndolo contra las cuerdas.

Por eso Asturias está en deuda con las comarcas mineras y por eso desde UGT venimos exigiendo una transición energética justa con estos territorios, con los trabajadores y trabajadoras y con las familias. Y solo será justa si al cierre de nuestras actividades mineras, de nuestras térmicas, hay alternativas a través de proyectos industriales que mantengan el empleo.

Tenemos muchas potencialidades para vertebrar nuestras cuencas: suelo industrial y buenas vías de comunicación; el área metropolitana asturiana, en la que estarían incluidas, cobra gran relevancia a la hora de generar sinergias y revitalizar estos territorios y nos situaría como la séptima ciudad de España.

Pero, para atraer y fijar población es fundamental generar entornos urbanos atractivos y eso requiere políticas de regeneración de espacios degradados y áreas industriales abandonadas; además, es preciso modernizar el transporte público ferroviario y convertir en oportunidad el problema del envejecimiento, impulsar la creación de industrias alternativas de generación de energía eólica, fotovoltaica o biomasa, actividades de limpieza, tratamiento de residuos, desarrollo de la actividad turística, etc.

Es necesario un frente común, porque no hay derecho a que no haya un plan justo para la transformación de nuestras cuencas. Y los sindicatos tenemos un papel importante en la reactivación. Hay claros ejemplos en Europa de cómo los procesos de reconversión basados en el diálogo han dado resultados muy positivos (Alemania), mientras que en casos contrarios (Reino Unido) el resultado han sido territorios marginados y con una fuerte conflictividad.

Y fruto de toda esta historia pasada y presente ha sido testigo el diario LA NUEVA ESPAÑA, que en su edición de las Cuencas cumple 25 años, y que ha contribuido, no solo a la información, a la formación y a la cultura, sino también a visibilizar la difícil situación, convirtiéndose en un diario comprometido con estos territorios y con las personas que en ellos viven y quieren seguir viviendo.

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